sábado, 6 de marzo de 2010

La Autobiografía de Miles Davis

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'Miles Davis: La Autobiografía'·Alba Editorial


Miles Davis, capaz de lo mejor y lo peor. Un tipo cuya mirada, según algunos que trataron con él, podía dar pavor. Alguien que se sobrepasaba incluso a sí mismo y a la vez una bomba rebelde en tiempos difíciles, constantemente detenido y acosado (incluso agredido) por la policía racista de entonces que le creó un amargor, desconfianza y arrogancia casi inmutable. Millonario y lujurioso, hubo un tiempo en que agitaba el mundo de la música casi a cada disco. Único e irrepetible, para bien y para mal. Historias del mundo loco del jazz y el espectáculo contadas en primera persona por alguien que lo vivió más allá de sus límites.

Ahí van algunos extractos del libro:

"Estar cerca de Charlie Parker podía ser muy divertido porque era un auténtico genio de la música y al mismo tiempo más excéntrico que un hijoputa, hablando con aquel falso acento británico que generalmente usaba; pero también era difícil tenerlo cerca porque constantemente intentaba sablearte, cuando no estafarte, para conseguir el dinero que necesitaba por culpa de su afición a las drogas.[...]Una vez le dejé en mi apartamento y cuando volví había empeñado todas mis cosas y estaba cabeceando sentado en el suelo después de haberse inyectado. En otra ocasión empeñó su único traje para comprar heroína y se puso uno mío para actuar. Pero yo era más bajo así que subió al escenario con una chaqueta cuyas mangas y pantalones eran unos diez centímetros más cortas. Yo me tuve que quedar en el apartamento pues se había llevado mi único traje, hasta que él pudo desempeñar el suyo. Pero para el público fue como si el tío llevara un esmoquin a medida. Por eso todos le querían y aguantaban sus cabronadas. Era el saxo alto más extraordinario que jamás ha existido, un músico grandioso, un genio y al mismo tiempo el más rastrero y ávido hijoputa que el mundo ha conocido, o por lo menos que yo he conocido. Un tipo importante, cómo no. Recuerdo una noche que fuimos en taxi a actuar y a Bird (apodo de Charlie Parker) lo acompañaba una puta. Él se había metido un montón de heroína y comía trozos de pollo frito, su manjar favorito, y bebía whisky y le decía a la tía que le chupara el cipote. Yo entonces no estaba acotumbrado a esas cosas y aún no bebía ni me drogaba, tenía diecinueve años y no había visto nada así. Bird observó que yo me ponía tenso y me preguntó qué me pasaba mientras la mujer le chupaba el miembro a tope y él le correspondía lamiéndole el coño. Le contesté que me incomodaba lo que estaban haciendo ante mis narices con esos gemidos y sus bocados al pollo y todo eso. ¿Sabes que me contestó el hijoputa?. Que si me molestaba volviera la cabeza. El taxi era estrecho y los tres estábamos ahí encajados. ¿Hacia donde se supone que iba a volver la cabeza?. Así que tuve que sacar la cabeza por la ventanilla. Ya he dicho que era un tipo importante, cómo no, cómo no".

"Aunque yo estimaba mucho a Charlie Parker de no haber sido por Dizzy Gillespie no estaría hoy donde estoy. Le digo esto continuamente y se limita a reir. Diz en aquella época era muy divertido. Sigue siéndolo, pero entonces era una cosa...Por ejemplo sacaba la lengua a las mujeres y les decía guarradas en plena calle. ¡A las mujeres blancas!. Me decía a mí mismo que Diz debía estar loco pero no lo estaba. Era diferente, pero no estaba loco".

"Bird me presentó a Thelonious Monk. Su uso del espacio en los solos y su manipulación de la progresión de acordes, que sonaban tan raros, me dejaban simplemente fuera de combate, jodido de pies a cabeza. La primera vez que le oí dije: "Maldición, ¿qué está haciendo ese hijoputa?" El provecho que Monk sacaba de los espacios tuvo una gran influencia en mi manera de tocar solos después de haberle oído. Era un músico serio. Cuando lo conocí, frecuentemente andaba colocado, repleto de dexedrina. Pero cuando aprendí música de él, y aprendí muchísima, se había moderado mucho. Era un hijoputa alto y fuerte. No se dejaba pisar por nadie".

"Charlie Mingus era uno de los mejores bajistas que han existido. Era un hijoputa que no se dejaba achantar por nada. Yo admiraba esa cualidad suya. Muchas personas no le soportaban pero tenían miedo de decírselo a la cara. Yo sí se lo decía. No me intimidaba que fuera tan corpulento, era un tipo amable y gentil que no le habría hecha daño a nadie a no ser que fuera deliberadamente a joderle. Si era así, ¡ojo!.[...]A Mingus le importaba un cuerno la clase de conjunto musical de que dispusiera: sólo quería tocar sus flipadas. Aquellas cosas suyas tenían entonces un sonido extraño. Pero Mingus era como Duke Ellington, se había adelantado a su época. Mingus era un tipo aparte, macho, un perfecto genio. A mí me encantaba".

"Conocí a Juliette Greco en uno de mis ensayos. Ella venía y se sentaba a escuchar la música. Yo no sabía que era una cantante famosa, lo ignoraba todo, simplemente era tan bonita sentada ahí: largo cabello negro, rostro hermoso, menuda, estilizada, tan diferente a cuaquier otra mujer...distinta por su aspecto, por su manera de comportarse. Me cansé de esperar a que nos presentaran y un día cuando vino al ensayo simplemente quería que se acercara y le hice una señal, se acercó. Conseguí hablar con ella y me dijo que no le gustaban lo hombres pero le gustaba yo. A partir de aquel momento no nos separamos durante todo el tiempo que estuve en París".

"Sumergido en una espesa niebla, pirado constantemente, chuleando a las mujeres para conseguir dinero con que pagarme el maldito vicio, así pasé el resto de 1951 y la primera parte de 1952. En un momento determinado tuve toda una cuadra entera de putas que hacían la calle para mí. Continué viviendo de hotel en hotel. Pero las cosas no eran como la gente piensa que son: aquellas mujeres necesitaban alguien con quien estar y les gustaba estar conmigo. Yo las llevaba a cenar y tenía todo tipo de atenciones con ellas. También había sexo, por supuesto, aunque no mucho pues la heroína te roba los impulsos sexuales. Yo me limitaba a tratarlas como si fueran otra persona cualquiera. Las respetaba y ellas me daban dinero a cambio para colocarme. Las mujeres pensaban que yo era guapo, por primera vez en mi vida empecé a pensar que quizá lo era. Formábamos una especie de familia más que otra cosa. Pero aún así el dinero que ellas me daban no era suficiente."

"En 1954 Sugar Ray Robinson era la más grande influencia en mi vida, aparte de la música. Me sorprendí a mí mismo actuando incluso como él en todo, ya sabes. Adoptando hasta su actitud arrogante".

"Por la noche hubo una fiesta en la gran mansión. allí fuimos todos y nos encontramos con ricachones blancos por todas partes. Yo estaba sentado en un rincón, pensando en mis cosas, cuando la mujer que había organizado aquel festival se acercó con un grupo de esos blancos sonrientes que parecen tontos y dijo algo así como: Oh, este es el chico que ha tocado tan bien, ¿cómo te llamas?. Bueno allí estaba ella de pie como si me hiciera un puñetero favor, ¿entiendes?. Así que la miré y le dije: ¡A la mierda que yo no soy un jodido chico! ¡Mi nombre es Miles Davis y será mejor que lo recuerde la próxima vez si quiere dirigirme la palabra!. Inmediatamente me alejé y los dejé a todos pasmados como hijoputas. No quería ser desagradable ni nada de eso, pero simplemente no aguanto ese tipo de tonterías".

"La mayoría de productores discográficos blancos buscaban siempre que la música sonara más blanca así que para conservarla negra debías enfrentarte a ellos hora tras hora, sin ceder.[...]Me molestaba la forma en que me trataban tanto Columbia como la gente que regentaba los clubes de jazz. Sólo porque te dan un poco de dinero te consideran una especie de esclavo, especialmente si eres negro. Yo veía que a las estrellas blancas las trataban como si fueran reyes y odiaba aquella puñetería, en particular porque tales estrellas habían robado toda su mierda de la música negra y pretendían actuar como lo hacían los negros. Las compañías discográficas continuaban promocionando su basura de música blanca con preferencia a la negra, aún sabiendo que era de los negros de donde aquello había salido. Lo único que en aquel momento interesaba era mantener a los negros en plantel para, digamos tener el caldo de cultivo para los blancos. El malestar que aquello me producía era superior a todo el que podía sufrir físicamente, me ponía espiritualmente enfermo y tuve que darle la espalda".

"Recuerdo la muerte de Billie Holiday, en Julio de 1959. No la conocí a fondo, no pasábamos el tiempo juntos ni nada de eso aunque quería mucho a mi hijo, le parecía encantador. La única confidencia que realmente me hizo es que le gustaban los hombres fuertes de piernas cortas, recias y macizas con el culo bajo, constitución de bisonte, porque creía que aquel tipo de hombre tenía el vigor sexual que a ella le gustaba pues era una fanática del sexo antes de que el alcohol y las drogas mataran sus impulsos sexuales. [...]Su marido le fomentaba el vicio para tenerla bajo control. Él por su parte fumaba opio tendido en su diván. Yo nunca he fumado opio, el tipo me quería invitar constantemente y siempre le decía que no. Guardaba las drogas en reserva y se las daba a Billie cuando le venía en gana, era su forma de someterla a su disciplina. El tipo era un gato callejero, predador y astuto, que hubiera hecho cualquier cosa por dinero.[...]Billie venía a veces implorándome dinero y yo le daba todo lo que llevaba encima. Su aspecto era pésimo: gastada, hundida, demacrada, rascándose todo el rato. Antes era una mujer de espléndidas formas pero perdió mucho peso y se le hinchó la cara de tanto beber. Macho, lo sentí enormemente por ella".

"Betty Davis tuvo una gran influencia en mi vida, tanto personal como musical. Me introdujo en la música de Jimi Hendrix (y me presentó al propio Jimi Hendrix), pero también me dió a conocer otra música y otros músicos representantes del rock negro. Tenía amistad con Sly Stone y con todos aquellos tipos, y ella misma era una figura destacada. Si Betty continuara cantando hoy, sería alguien como Madonna, alguien como Prince, pero en mujer. Inició todo aquello cantando como Betty Davis, su nombre de casada. Se adelantó a su época. De mí consiguió incluso que cambiara de forma de vestir. Nuestro matrimonio duró aproximadamente un año, no más, pero aquel año estuvo lleno de cosas nuevas, de cosas sorprendentes y contribuyó a marcar la dirección que yo iba a seguir, lo mismo por lo que respecta a mi música que a ciertas cuestiones de mi estilo de vida"

"Se suponía que Jimi Hendrix y yo nos reuniríamos después en Londres para hablar de un álbum que finalmente habíamos decidido hacer juntos. Ya en una ocasión estuvimos a punto pero el dinero que nos daban no nos pareció suficiente, o los dos teníamos compromisos, no lo recuerdo bien. Mientras tanto habíamos tocado mucho juntos en mi casa, aunque sólo jams improvisadas. Pensamos ambos que era el momento adecuado, pero habiéndonos citado en Londres había tal embotellamiento de tráfico que cuando llegué Hendrix ya no estaba. Me marché a Francia para un par de actuaciones y cuando volví a Nueva York Gil Evans me llamó y me dijo que iba a grabar con Hendrix y quería que yo estuviera y participara. Estábamos esperando el día de la cita cuando nos enteramos que había muerto en Londres ahogado en su propio vómito. Macho, que manera más infernal de acabar. Lo que no entendí es que nadie le advirtiera de no mezclar alcohol con somníferos. Semejante mierda es fatal, ya había matado a gente como Marilyn Monroe e incluso a un par de amigas mías".

"Nadie podía creerlo, lo digo en serio. Un día parecía encontrarme al borde de la muerte el siguiente tocaba perdiendo el culo. Supongo que me miraban de la misma forma en que yo solía mirar a Bird, completamente atónitos. Pero este es el hilo con que se tejen las leyendas. Y a pesar de terminar en coma, allá en Brasil, todas aquellas preciosas mujeres me hicieron probar la gloria. Se me echaban todas encima y en la cama eran un prodigio. Amaban hacer el amor".

"Yo contaba con unas pocas damas blancas ricas que se preocupaban de que no me faltara dinero. Mi actividad principal durante aquellos cuatro o cinco años en que estuve apartado de la música fue tomar incluso unos quinientos dólares al día en cocaína y joder a todas las mujeres que conseguía llevarme a casa. También era adicto a las píldoras, como el Percodan y el Seconal, y bebía mucho, cerveza y coñac. A veces me inyectaba cocaína y heroína en la pierna; a eso se llama speedball y fue lo que mató a John Belushi. No salía y cuando lo hacía era a los locales de Harlem donde continuaba haciendo lo mismo. Me convertí en una especie de ermitaño. La casa era un desastre, había ropa por todas partes, platos sucios, botellas de cerveza, basura. Las cucarachas vivían días de gloria. Tuve durante aquel periodo tantas mujeres que he perdido la pista de la mayoría y no recordaría ni sus nombres. Si las encontrara por la calle probablemente no reconocería a casi ninguna. Me interesaba lo que ciertas personas llamarían perversiones, estar con más de una mujer. O contemplar como se excitaban entre sí. Disfrutaba con ello, no tengo por qué mentir".

"Macho, tengo cicatrices por todo el cuerpo salvo en la cara. La cara la conservo en buen estado. Mierda, me miro al espejo y digo: ¡Miles, eres un hijoputa guapo de verdad!. No, en serio, mi cara está bien, ni siquiera he necesitado hacerme un lifting ni nada de eso. Pero luzco cicatrices en todo el resto de mi persona y los amigos que me conocen desde hace tiempo dicen que me gusta exhibirlas. Quizá sí. Las considero como condecoraciones, medallas de honor, la historia de mi supervivencia, el testimonio de que he sabido levantarme de la mierda, vencer la adversidad y seguir adelante haciendo las cosas lo mejor que he podido. Si me enorgullezco de mis cicatrices es porque me recuerdan que no he dejado que la mierda me trague, me dicen que uno puede vencer si tiene corazón y tenacidad y alma para continuar intentándolo."


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