'Ophelia', John Everett Millais c. 1852.
Modelo: Elizabeth Siddal (1829-1896)
LA LUJURIA DE LOS OJOS
No rezo por el alma de mi Dama,
aunque antaño haya adorado su sonrisa;
Su destino final no me atormenta,
ni cuándo su belleza perderá su encanto.
Sólo me siento a los pies de mi Dama,
mirando fijo sus ojos salvajes,
sonriendo al pensar cómo mi amor huirá
cuando su radiante belleza muera.
No me atribulan las plegarias de mi Dama,
pues sordo yace nuestro Padre en el cielo.
Mi corazón late con alegre melodía
al sentir que su amor me ha sido otorgado.
Entonces, quién cerrará los ojos de mi Dama?
Quién doblará sus frágiles manos?
Alguien la asistirá cuando sus ojos lluevan,
mientras, silenciosa, camine hacia las Tierras Desconocidas?
AMOR MUERTO
Nunca llores por un amor muerto,
Ya que rara vez el amor es verdadero.
Él cambia sus ropas del rojo al azul,
Y del más brillante azul al rojo,
El amor ha nacido a una muerte prematura,
Y rara vez es sincero.
Entonces no ancles tu sonrisa
En su pálido rostro descarnado,
Para exhalar el más profundo de los suspiros.
Las palabras justas en labios sinceros
Pasarán, y sin dudas morirán;
Y tu estarás sola, mi querida,
Cuando se desaten los vientos invernales.
Nunca lamentes aquello que no puede ser,
Pues este Dios no regala dones.
Si el simple sueño del amor fuese cierto,
Entonces, dulzura, estaríamos en el Cielo,
Pero aquí sólo hay tierra, mi querida,
Donde el verdadero amor rara vez crece.
EL PASO DEL AMOR
Oh Dios, perdona que haya hundido mi vida
En un oscuro sueño de amor.
¿Las lágrimas de la angustia alguna vez
Lavarán la pasión de mi sangre?
El amor custodia mi corazón
En un canto de alegría,
Mi pulso tiembla con su melodía;
Mientras las frías ráfagas del invierno soplan
Sobre mi, como una dulce brisa de junio.
El amor flota sobre las brumas del amanecer,
Y descansa en los rayos del crepúsculo;
Él calmó el trueno de la tormenta
E iluminó todos mis sentidos.
El amor me sostiene a través del día,
Y en sueños me acompaña por las noches,
Ningún mal puede acechar mi vida,
Pues mi espíritu es ligero como las flores.
Oh Cielo, piedad por mi corazón inocente,
El paso del tiempo quebró ese placer diario,
El ídolo fue arrastrado por la corriente,
Destrozando para siempre mi santuario.
AL FINAL
Oh, Madre, abre la amplia ventana
Y deja que entre el día;
Oscuras se tornan las colinas
Y los pensamientos comienzan a nadar.
Madre querida, toma mi joven hijo,
(Ya que de tí he nacido)
Y cuida todos sus pequeños caminos
Hazlo sabio sobre tu falda.
Lava mis manos luctuosas
Y luego ata mis pies;
Mi cuerpo ya no puede descansar
Fuera de su sábana tortuosa.
Toma el brote de un árbol joven
Y verde hierba recién segada,
Déjalos sobre ésta lóbrega cama
Para que mi dolor no se sepa.
Encuentra tres bayas rojas
Y arráncalas del tallo,
Quémalos al canto del gallo
Para que mi alma no regrese.
Cuando caigan las gruesas lágrimas,
(Y caerán, Dios lo sabe)
Díle que que morí de un gran amor
Y que mi corazón ha muerto alegre.
Cuando el sol se haya puesto
Y la hierba ondule en tu regazo,
Arrástrame en el frágil ocaso
Y ocúltame entre las tumbas.
PERDIDO
Tocar el guante sobre su mano suave,
mirar la joya brillando en su anillo,
elevó mi corazón hacia un castillo
como la súbita canción de las aves.
Tocar su sombra sobre la hierba soleada,
quebrando su camino por el bosque oscuro,
llenó mi vida con un tembloroso orgullo,
lágrimas silenciosas en la tarde agotada.
Observé a las sombras reunirse en el olvido,
y sólo vivo para saber que lo he perdido,
pues se ha ido, perdido eternamente sin marcas,
como la tierna paloma que abandonó el arca.
AMOR Y ODIO
No abras tus labios, necio,
Ni vuelvas tu rostro hacia mí;
Te derribará la furia del cielo,
Y entonces sí, tuya será mi gracia.
Borra tu sombra de mi camino,
Y no derroches vanas plegarias;
El salvaje viento puede insinuarlas,
Más nunca le rogaré que te quedes conmigo.
Llévate esos falsos ojos oscuros,
No los demores sobre mi rostro;
Te amé con un amor grande, y ahora un gran odio,
Lúgubremente, ocupa su lugar.
Todos los cambios pasan como un sueño,
Yo no canto ni rezo;
Tú eres del árbol el veneno
Que se llevó mi vida lejos.
AGOTADA
Tus fuertes brazos me rodean,
Mi cabello se enamora de tus hombros;
Lentas palabras de consuelo caen sobre mi,
Sin embargo mi corazón no tiene descanso.
Porque sólo una cosa trémula queda de mí,
Que jamás podrá ser algo,
Salvo un pájaro de alas rotas
Huyendo en vano de ti.
No puedo darte el amor
Que ya no es mío,
El amor que me golpeó y derribó
Sobre la nieve cegadora.
Sólo puedo darte un corazón herido
Y unos ojos agotados por el dolor,
Una boca perdida no puede sonreír,
Y tal vez ya nunca vuelva a reír.
Pero rodéame con tus brazos, amor,
Hasta que el sueño me arrebate;
Entonces déjame, no digas adiós,
Salvo si despierto, envuelta en llanto.
UN AÑO Y UN DÍA
Lentos días han pasado haciendo un año,
Lentas horas que hacen un día,
Desde que tomé a mi dulce primer amor
Y lo besé a la manera antigua;
Las verdes hojas acariciaron mis mejillas,
Querido Cristo, en este mes de mayo.
Reposo entre la erguida y húmeda hierba
Que se arquea encima de mi cabeza,
Cubriendo mi rostro perdido,
Cobijándome en ese lecho
Con ternura y amor,
Como la hierba sobre los muertos.
Oscuros espectros de un mal desconocido
Flotan sobre mi mente cansada;
Las informes visiones de mi vida
Pasan como un tren fantasmal;
Algunas corren por mis mejillas,
Penosas lágrimas que caen como rocío.
Una sombra descansa sobre la hierba
Y se posa a mis pies;
Un nuevo rostro aparece entre mis manos.
Querido Cristo, si pudiese llorar mi desdicha
Para que el silencio caiga sobre las hojas de estío
Mientras saludo a este nuevo rostro mío.
Sin embargo, no es sino la memoria
De algo que he visto
En un verano de ensueño,
Entre los verdes tallos pequeños:
El rostro de aquel dulce amor,
Que extraño y lejano parece.
El río siempre corre
Entre mis sábanas de césped,
Las voces de un millar de aves
Que cantan sobre mi cabeza,
Me traerán un triste sueño
Cuando este sueño triste haya muerto.
El silencio cae sobre mi corazón
Y agita todo su dolor.
Estiro mis brazos en el pasto largo
Y vuelvo a dormir,
Vacía de todo amor, de vida,
Como una espiga vencida.
AMOR SINCERO
Adiós, noble Richard,
Tierno y valiente;
De rodillas beso
El polvo de tu tumba.
Ruega por mí, Richard,
Yaciendo solo
Con manos sinceras,
Hechas de piedra blanca.
Pronto debo abandonar
Esta dulce marea del estío;
Otro aguarda reclamar
La presencia de su pálida novia.
Pronto retornaré hasta ti,
Sincero y valiente,
Cuando las hojas muertas
Vuelen sobre tu tumba.
Entonces me encontrarán
Cerca de tu rostro,
Obaservando o desvanecida,
Dormida o muerta.
UN BOSQUE SILENCIOSO
Oh, silencioso bosque, te atravieso
Con el corazón tan lleno de miseria
Por todas las voces que caen de los árboles,
Y las hierbas que rasgan mis piernas.
Deja que me siente en tu sombra más oscura,
Mientras los grises búhos vuelan sobre tí;
Allí he de rogar tu bendición:
No convertirme en una ilusión,
No desvanecerme en un lento letargo.
Escrutando a través de las penumbras,
Como alguien vacío de vida y esperanzas,
Congelada como una escultura de piedra,
Me siento en tu sombra, pero no sola.
¿Podrá Dios traer de vuelta aquel día,
En el que como dos figuras sombrías
Nos agitamos bajo las hojas tibias
En este silencioso bosque?
OTOÑO
Sobre su nueva y brillante tumba
Las hojas de otoño están cayendo,
Donde la hierba alta se inclina oyendo
El murmullo incesante de las olas.
Anciano otoño, estoy aquí
Con mis espigas en cada mano;
Pronuncia la palabra del olvido,
Sólo el reposo parece bueno para mi
Señor, ¿puedo venir?
La vida y la noche están cayendo de mí,
La muerte y el día se abren en mí,
Dondequiera que mis pasos vienen y se van,
La vida es un camino de piedra de la aflicción.
Señor, ¿tengo mucho tiempo para ir?
Los corazones santificados están siempre cerca de mí, los
ojos desalmados han dejado de animarme:
SEÑOR, ¿PUEDO IR A TÍ?
La vida y la juventud y el clima de verano
Para mi corazón no se puede reunir alegría.
Señor, ¡levántame del camino pedregoso de la vida!
Amados ojos largamente cerrados en el reloj de la muerte para mí:
La muerte santa me está esperando
-
Señor, ¿puedo venir hoy?
Mi vida externa se siente triste y sigue
como lirios en una maleza congelada;
Estoy mirando hacia arriba al sol,
Señor, Señor, recordando mi perdida.
¡Señor, acuérdate de mí!
¿Cómo está en la tierra desconocida?
¿Los muertos vagan de la mano?
Dios, dame confianza en ti.
¿Apretamos las manos y el alboroto muertos
con una alegría interminable para siempre?
¿Los ángeles blancos y altos miran y miran a
lo largo de las orillas donde se doblan los lirios?
Señor, no sabemos cómo puede ser esto:
Buen Señor, ponemos nuestra fe en ti,
oh Dios, acuérdate de mí.
ÉL Y ELLA Y LOS TRES ÁNGELES
Las manos despiadadas la han arrancado
De uno que la amaba bien;
Los ángeles han nacido ella,
Cristo su dolor a contar.
Ella estará de pie para escuchar,
Ella estará de pie y cantará,
Hasta tres ángeles alados
El alma de su amante traerá.
Él y ella y los ángeles tres
Ante el rostro de Dios se levantará;
Allí orarán entre ellos
y cantarán a su diestra.
MUERTE PREMATURA
Oh, no te aflijas con tus amargas lágrimas
La vida que pasa rápido;
Las puertas del cielo se abrirán de par en par
Y me llevarán por fin.
Entonces siéntate mansamente a mi lado
Y observa cómo huye mi joven vida;
Entonces solemne paz de santa muerte
Venga rápidamente a ti.
Pero el amor verdadero, me busque en la multitud
de espíritus que flotan pasado,
Y tomaré thee por las manos
Y sé el thee mío en el último.
UNA MADERA SILENCIOSA
O madera silenciosa, te entro
Con un corazón tan lleno de miseria
Por todas las voces de los árboles
Y los helechos que se aferran a mis rodillas.
En tu sombra más oscura, déjame sentar
cuando los búhos grises que te rodean vuelen;
Te pediré un favor, para
que no desmaye ni muera ni desmayarme.
Mirando a través de la penumbra como un
Cuyo la vida y las esperanzas también se hacen,
Congelado como una cosa de piedra
Me siento en su sombra, pero no solo.
¿Puede Dios traer de vuelta el día en que nosotros dos estábamos
debajo de los árboles que se aferran en ese bosque oscuro?
IDO
Para tocar el guante sobre su tierna mano,
Para ver la joya brillar en su anillo,
Levanté mi corazón en una canción repentina
Como cuando los pájaros salvajes cantan.
Para tocar su sombra en la hierba soleada,
Para romper su camino a través de la madera oscura,
Llena toda mi vida con temblor y lágrimas
Y el silencio en que me encontraba
.
Veo las sombras reunirse alrededor de mi corazón,
vivo para saber que se ha ido
Se fue para siempre, como la paloma tierna
Que dejó el Arca solo.
[Desperate Romantics]