First Three Songs, No Flash and No Copyright
Por By Andrew McMillen (publicadopublished Mar. 2011)
Un artículo robado deAn article stolen from
The Vine
Johnny Rotten - Tony Mott
La gira del Festival de rock Big Day Out de este 2011 pasa por gran parte del país (Australia) -terminando en Perth el Domingo 06 de febrero - y en ella cientos de fotógrafos profesionales retratan a la gran cantidad de artistas de su cartel y eso incluye a la banda de rock duro californiana Tool y la tropa alemana de metal industrial Rammstein.
Estas dos bandas son las más importantes de la gira. Y sus pretensiones de control sobre las fotos también revelan que son las que más protejen su imagen. "Todos los derechos de autor y demás derechos de propiedad intelectual serán totalmente propiedad del artista", se lee en el contrato de Tool, algo que los fotógrafos que deseen captar a la banda desde el foso están obligados a firmar. "[El fotógrafo] tiene prohibido la publicación de las fotos en medios de comunicación online, y/o su distribución utilizando estos medios de comunicación", declara el contrato decididamente arcaico de Rammstein, que concluye con una línea que aclara que todo eso está sujeto a la jurisdicción de Alemania.
Tales declaraciones no son nada nuevo en el negocio del entretenimiento en vivo, donde la imagen de los artistas y sus secretos siempre se han protegido fuertemente. Eddie Van Halen era conocido por dar la espalda al público cuando realizaba alguno de sus solos de guitarra antes de que Van Halen hubiera estampado su firma en la composición, con el fin de prevenir el plagio de alguno de los guitarristas rivales así como de que su técnica pudiera ser captada.
En las recientes visitas a Australia de grupos de rock tan populares como The Smashing Pumpkins o Muse se ha exigido que los fotógrafos disparen sólo desde la mesa de sonido. Muse también impuso un contrato que establece que los fotógrafos "ceden a título completo y mundialmente todo derecho de autor de las imágenes". Lo que significa que si Muse (o más probablemente sus abogados o agencia de managment) navega por el portfolio de la página de cualquier fotógrafo de la gira y les gusta la foto de su bajista Christopher Wolstenholme con su traje rojo de cuadros pueden solicitar el archivo de la imagen en alta resolución -o el negativo- de forma gratuita. El fotógrafo [que ha firmado] no tiene poder alguno para negociar, ya que está obligado por contrato.
¿Por qué entonces, en una época donde la mayoría de los asistentes a los conciertos llevan dispositivos preparados [para fotografiar o filmar] en sus bolsillos, las bandas aún así insisten en tratar de protegerse de la estrecha vigilancia de las cámaras profesionales?. Y ¿son estos contratos jurídicamente vinculantes, o simplemente intentan engatusar a los fotógrafos novatos para que cedan su trabajo a coste cero y sin compensación adicional?.
Kylie Minogue & Nick Cave - Tony Mott
Tony Mott, nacido en Gran Bretaña pero con sede en Australia, ha estado fotografiando músicos de todo el mundo durante más de 30 años. Él ha sido el fotógrafo oficial de la Big Day Out desde 1992, año de inicio del festival, y su trabajo ha aparecido en las portadas de cualquier revista o publicación musical imaginable. Cuando se trata de contratos de fotos, sin embargo, su enfoque es contundente: "Yo no los leo, nunca lo hago."
"Solía tener una novia abogado", dice Mott, "que me dijo que si firmas un contrato, para que sea un documento legal: 1) deben darte una copia, 2) debe dar tiempo a firmarlo, con el tiempo suficiente para que consultes con un abogado y 3) si no hay dinero de por medio no se pueden ceder los derechos de autor, eso es ilegal. Ella me dijo que lo firme y pasado el tiempo se puede considerar que se ha "firmado bajo presión"... porque si una banda entra en escena a las 20:15 y te dan un documento legal a las 19:45, ¿qué probabilidad hay de que, como fotógrafo de música, te acompañe un abogado?."
En la experiencia de Mott en el negocio de la fotografía de rock'n'roll nunca ha tenido ningún problema legal como resultado de la firma de este tipo de contratos y lo ve de la siguiente manera: "No hay una sola persona que haya venido a decirme que estoy haciendo algo que no se puede hacer. Vendo [fotos] a las revistas de música. Eso es todo. Quiero decir que si empiezas a hacer carteles y mercadería [con tus fotos de los artistas] probablemente te meterás en problemas."
Le pregunto si la dirección del Big Day Out va a entender la postura de su fotógrafo oficial ante la firma de esos contratos. "No, en realidad no", dice sonriendo. "Para ser honesto, nunca se discutió eso. No creo que el Big Day Out me haya preguntado jamás al respecto. Este año fue la primera vez que me pidieron que firmara algo en el Big Day Out (para Tool, Rammstein y Grinderman) y nunca había firmado contratos en el Big Day Out en el pasado. Este año lo hice y no ha habido ninguna diferencia para mí. No he leído ninguno, porque físicamente no podía leerlos. Me pidieron que los firmara en el foso, en el terreno de juego, a oscuras, sin mis gafas, y no me dieron ninguna copia. Así que no tengo idea de lo que decía."
"No te estoy tomando el pelo", aclara. "No exagero. Esa es la realidad. Yo, literalmente, los firmé y seguí adelante. Así que mi argumento sería ahora -no es que realmente me importe-: ¿cómo puedo violar mi contrato, cuando no sé lo que dice?. Si quieren que cumpla sus reglas, ¿por qué no me mandan un acuerdo?". "Todo lo que te estoy diciendo es mi opinión", dice Mott más tarde. "Yo no soy abogado, y no tengo mucha idea realmente de esto que estamos hablando. Lo hago bajo la presunción de que lo que acabo de decir es cierto, pero eso es sólo mi opinión, porque yo no soy abogado, y no conozco las diferentes situaciones jurídicas."
"Yo no firmé contrato alguno", dice el fotógrafo con sede en Brisbane Justin Edwards (que estaba cubriendo el festival para de TheVine.com.au) en referencia a los contratos fotográficos de Tool y Rammstein. "Con respecto a Rammstein estuve debatiendo sobre el tema, ya que poseen las fotos y quieren utilizarlas en su sitio web". Y piensa que, "Bueno, eres el segundo cabeza de cartel, y te están pagando un montón de dinero, entonces por qué yo como fotógrafo te tengo que dar algo por nada". Pero no era tan malo como el contrato de Tool. "De ninguna manera iba a firmar eso".
"Algunas personas, como Tony Mott, dicen que si no reciben una copia y no tienen un abogado presente, entonces no es un contrato válido", continúa, "pero siempre he tenido el punto de vista de que eso no es necesario para que un contrato sea jurídicamente vinculante. Es una cuestión de poner tu nombre a algo que, en el futuro, podría volverse contra tí. Especialmente ahora, porque se pide más información en los contratos. Antes sólo ponías tu nombre y el nombre de quien retratabas. Ahora quieren tu dirección de correo electrónico y número de teléfono. Yo no hago esto [las fotografías de música] por dinero, pero es casi una cuestión de principios porque te están faltando al respeto por norma". "Que se jodan, si esa es su actitud no estoy interesado en hacerles fotos".
De acuerdo con Matt Palmer, otro fotógrafo con sede en Brisbane, "te tratan como a un hijo de puta con esos contratos. La realidad es que estás allí casi como fan, y como fotógrafo lo que quieres es sacarles la mejor foto posible. Así que es un poco estúpido que te traten así cuando en realidad estás tratando de promocionarles ".
El fotógrafo con sede en Sidney Daniel Boud observa que dos de las bandas que no tratan a los fotógrafos como hijos de puta son, sin embargo, dos de las más grandes del mundo: AC/DC y U2. Ambas formaciones estuvieron de gira por Australia en los últimos 12 meses "y esa actitud dice mucho de dos bandas cuyos seguidores son tan fanáticos que en realidad podrías hacer todas tus fotos con fines comerciales y ellos ni siquiera se molestan en tener contratos relativos a las fotos", dice Boud. "También son dos tipos de artistas que, cuando se les retrata, sus organizadores de viaje y publicistas son increíblemente agradables y acogedores con los fotógrafos. Incluso se molestan en darnos las gracias por haber venido, considerando que gran parte del tiempo los promotores de conciertos te hacen sentir como si fueras un grano en el culo para ellos."
Le expongo la opinión de Tony a Julian Hewitt de la firma de abogados con sede en Melbourne Media Arts, antes de preguntarle si suena legalmente válida. "No", se ríe Hewitt ante la respuesta. "Creo que es probablemente una exageración decir que eso se firma bajo presión, porque es un acuerdo comercial. Además claramente estas bandas grandes tienen el peso del poder de negociación, ya que pueden -y de hecho lo practican- decir "usted no hace una foto a menos que acepte nuestras condiciones". La idea de la coacción no se puede aplicar en este caso. En esta situación, tratándose de un acuerdo comercial, a menos que alguien te ponga una pistola en la cabeza es muy difícil demostrar que hubo coacción. No es que algo horrible vaya a pasarte si no le haces fotos a Rammstein".
"Por lo general, incluso si no se le da una copia del acuerdo", continúa Hewitt, "si usted lo ha firmado demuestra que tiene la intención de quedar obligado por los términos de ese acuerdo y por lo general eso consta como evidencia de que esos eran los términos con los que el fotógrafo estuvo de acuerdo." Admite, sin embargo, que en la práctica puede que el cumplimiento de estos contratos no se suele vigilar y eso puede provocar cualquier complacencia gratuita de los fotógrafos. "Desde una perspectiva puramente jurídica si firmas un contrato estás obligado por sus términos."
Normalmente en esos contratos se incluye una cláusula según la cual se otorga el permiso para un solo uso en una única publicación. ¿Significa esto que si los fotógrafos suben sus fotos a sus blogs personales, su Facebook, Flickr o cualquier otra cuenta está incumplimiento esa cláusula del contrato?. "Eso es probablemente así", dice Hewitt. "Uno de los problemas en el cumplimiento de los contratos puede ser lo que realmente significa cada término. Se trata de un documento en la que los acuerdos no son muy explícitos en los términos. En este caso, ellos están diciendo "sólo puede utilizar las fotos una vez", pero hay cierta ambigüedad sobre lo que eso significa que depende de qué tipo de publicación y plataforma se usa; si es en la red el uso único sería perpetuo, si se trata de una publicación impresa se trata de ese día, o esa semana o mes y ese sería su solo uso".
Esto sin embargo abre otra zona gris: si el Sydney Morning Herald, por ejemplo, imprime una imagen en el periódico del sábado y, a continuación, utiliza la misma imagen en su página web, ¿eso cuenta como dos usos?. Hewitt dice que el SMH podría argumentar que el "solo uso no especifica formato". Así, utilizando la misma imagen a través de dos medios podría ser tenido en cuenta como dentro de ese "único uso" o no. "Pero ciertamente diría que, en sentido estricto, el fotógrafo probablemente no podría utilizarlo en su propio blog. Técnicamente. Es decir, lo que pasa con la ley es que está la "letra de la ley" y luego el "espíritu de la ley", que es la forma en que se aplica. ¿Se lanzaría Tool a la caza legal de Tony Mott por publicar las fotos en su página web?. Probablemente no."
El contrato de Rammstein afirma que "este acuerdo está sujeto a las leyes de Alemania," y que "el lugar de jurisdicción es Berlín, Alemania". A pesar de la confusión que provoca eso, Hewitt confirma que el contrato sigue siendo válido en Australia. "En las cláusulas de jurisdicción las partes del acuerdo, si tienen una disputa, van a discutir el conflicto en una jurisdicción en particular", explica. "En este caso es Alemania porque ahí es, obviamente, donde tiene su sede el equipo de gestión de Rammstein y si tienen que hacer cumplir el acuerdo preferirán que la persona viaje a Alemania para cumplir con los términos antes que desplazarse a Australia y tener que asumir el coste de tal empresa". "Aunque en términos prácticos", dice, "demandar a un australiano por parte de un alemán y que reciba una sentencia de un tribunal alemán aplicándolo en Australia es complicado de realizar. A menos que se trate de una cuestión de mucho dinero. Así que probablemente no es algo que se va a aplicar a unas cuantas fotos de música en vivo."
Llama la atención de Hewitt la frase que prohíbe la colocación de las fotografías "en los medios de comunicación en la red (en particular los servicios de telefonía por Internet y/o similares y/o su distribución utilizando estos medios de comunicación)". Tomo nota de que varios sitios web, incluyendo TheVine.com.au, SMH, y TheMusicNetwork.com.au han publicado fotos de Rammstein. ¿Están incumpliendo el contrato?.
"Potencialmente," dice Hewitt, "depende de dónde las han obtenido. Parte del enfoque [de Rammstein] -que es un poco de vieja escuela- es más sobre tener el control de su imagen, proteger la calidad de las fotos y cómo éstas se difunden".
Hewitt concluye que "hay una gran cantidad de bandas que son de la opinión contraria, y sale de ellos el querer estar comprometidos y hablar con los fotógrafos y tomarse cierto interés en compartir los contenidos a través de la web 2.0. [Su punto de vista es que] sería una locura para nosotros -y contraproducente- tratar de limitar ese flujo ".
A pesar de las peticiones, el equipo de publicidad del Big Day Out se negó a comentar nada sobre todo este asunto.
Asistente al Festival Laneway de Melbourne - Daniel Boud
As the 2011 Big Day Out tour wound itself across the country this year – it ended in Perth on Sunday, Feb 6 – hundreds of professional photographers snapped portraits of an artist line-up that included Californian hard rock act Tool and German industrial metal troupe Rammstein.
These two bands were the heaviest-hitting acts on the tour. Yet their photo release forms also revealed that they were the bands most protective of their image. "All copyrights and other intellectual property rights shall be entirely Artist's property," read a line from Tool's contract, which photographers wishing to capture the band from the front-of-stage photo pit were required to sign. "[The photographer] is prohibited from placing the photos in the so-called online media, and/or distributing them using these media," stated Rammstein's decidedly archaic contract, which concludes with an apparently self-defeating line about being subject to the laws of Germany.
Such rights-grabbing statements are nothing new in the live entertainment business, where artists' images and 'trade secrets' have always been fiercely protected. Eddie Van Halen was known to turn his back to the audience when performing innovative electric guitar solos before Van Halen were signed, so as to prevent both his newly-discovered techniques from being viewed by rival guitarists - or being captured by keen-eyed music photographers.
Recent Australian tours by popular rock acts like The Smashing Pumpkins and Muse have demanded that photographers shoot only from the sound desk; Muse, too, issued a contract which states that photographers “hereby assign full title guarantee the entire worldwide right, title and interest in and to the Photographs, including the copyright therein”. Which means that if Muse (or, more likely, their management or lawyers) happen to be browsing your live photo portfolio and they're particularly taken by a picture of bassist Christopher Wolstenholme's fetching red suit, they can request the high resolution image file - or negative - free of charge. You have no power to negotiate because you're bound by a contract.
Why, then, in an age where the vast majority of gig-goers carry web-ready media devices in their pockets, are bands still so insistent on attempting to shield themselves from the close scrutiny of professional cameras? And are these contracts even legally binding, or simply attempts to scare newbie photographers into surrendering their hard work - with zero additional compensation on top of their publication's one-time print fees?
A British-born, Australia-based man named Tony Mott has been photographing musicians across the world for over 30 years. He's been the Big Day Out's official photographer since the festival's 1992 inception; his work has appeared on the cover of just about every music and news-related publication imaginable. When it comes to photo contracts, however, his approach is blunt: "I don't read them, and I never do."
"I used to have a music lawyer girlfriend,” says Mott, “Who told me that if you sign a contract, for it to be a legal document: 1), they must give you a copy; 2) they must give you time to sign it, whilst you consult your lawyer, and 3), money must change hands. You can't give copyright away; that's just illegal. She told me to sign it, and time it. It's called 'signed under duress', because if a band goes on stage at 8.15pm and they give you a legal document at 7.45pm, how likely is it that, as a music photographer, you're going to be accompanied by your lawyer?”
In Mott’s experience in the rock and roll photography game, he’s never had any legal trouble as a result of signing contracts in this effectively sight-unseen manner. “Not one single person has come back to me and told me that I've been doing the wrong thing. I sell [photos] to music magazines. That's it. That's all anyone's doing with them. I mean, if you started making posters and merchandise [with your photos of the artist], I think you would get into trouble."
I enquire whether the Big Day Out team understand their official photographer’s position on signing photo releases. "No, not really," he laughs. "To be honest, it never gets discussed. I don't think the Big Day Out people have ever asked me about it. This year was the first time I was asked to sign anything at the Big Day Out, and it was for Tool, Rammstein, and Grinderman. I've never signed contracts at the Big Day Out in the past; this year I did, and it made no difference to me whatsoever. I just signed them and moved on. I didn't read two of them, because I physically couldn't read them. I was asked to sign them in the pit, in the pitch-darkness, without my glasses, and they didn't give me a copy. So I have no idea what they said.”
“That's not bullshitting," he clarifies. "That's not exaggerating. That's the fact. I literally signed them, shot [the bands], and moved on. So my argument now would be - not that I really care - but: how can I infringe my agreement, when I don't know when the agreement was? If they want me to abide by their rules, wouldn't they send me an agreement?" ("All I'm saying to you is my opinion," Mott later says. "I'm not a lawyer, and I don't actually know what I'm talking about. I went under the presumption that what I just said to you was true, but that's just me talking because I'm not a lawyer, and I don't know the legal status.")
"I didn't sign either contract," says Brisbane-based photographer Justin Edwards, who was covering the festival for TheVine.com.au, in reference to the Tool and Rammstein photo contracts. "The Rammstein one I was debating about doing, because you still own the photos, but they want to use them on their website. And you think, 'Well, you're second on the bill, and you're getting paid an awful lot of money; I don't really want to give you something for nothing.' But it wasn't as bad as Tool's contract. There's no way I'd sign that."
"Some people, like Tony Mott, say that if they don't get a copy and they don't have a lawyer present, then it's not a valid contract," he continues, "but I've always taken [the view] that it is, because you don't need that for a contract to be legally binding. It's a matter of putting your name to something that, in the future, might come back to you. Especially now, because they're asking for more information [on the contracts]. You used to just sign it, put your name and who you were photographing for. Now they want your email address and phone number. I don't do [music photography] for money, but it's the principle of the thing. It's almost like it's them, as an artist, being disrespectful to you. And you think, 'Screw you; if that's your attitude, I'm not interested in photographing you.’"
According to Matt Palmer, another Brisbane-based photographer, "You get treated like a bit of a bastard with these contracts. The reality is, you're there as a fan, and as a photographer, you're trying to take the best photos you can of a band. So it's a bit weak to be presented with these contracts when you're actually trying to help them out."
Sydney-based photographer Daniel Boud notes that two bands that don’t treat photographers like bastards, however, are also two of the biggest in the world: AC/DC and U2. Both acts toured Australia within the last 12 months. "It says a lot that, for two of the bands whose fans are so rabid that you might actually be able to sell the photos for commercial gain, neither act even bothers with having photos contracts,” says Boud. “They're also two artists that, when you shoot them, their tour managers and publicists are incredibly nice and welcoming to photographers. They thanked us for coming. Whereas a lot of the time, concert promoters make you feel like you're a pain in the arse to them."
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I outline Mott's apathetic approach to photo release forms to Julian Hewitt of Melbourne-based firm Media Arts Lawyers, before asking whether it sounds legally valid. "No," laughs Hewitt in response. "I think it's probably a stretch to say it's signed under duress, because it's a commercial agreement. Notwithstanding that clearly, these big bands have the weight of bargaining power, because they can - and do - say 'you're not getting a photo pass unless you agree to our terms'. The idea of duress, or unconscionability, is about fairness. In this situation, where it's a commercial agreement, unless someone's got a gun to your head, it's pretty hard to show that there was duress. It's not like something horrible's going to happen to him if he doesn't shoot Rammstein."
"By and large, even if you're not given a copy of an agreement,” continues Hewitt, “If you've signed it and shown that you intend to be bound by the terms of that agreement, that can usually be held up as evidence that these were the terms to which you agreed.” He admits, however, that the reality may be that in practice, these contracts are not enforced, which simply encourages complacency on the photographers’ behalf. “From a purely legal perspective, if you signed a release, you would be bound by its terms."
Tool's contract has a clause stating that permission is granted for one-time use in an editorial publication. Does this mean that photographers who upload their photos to personal blogs, their Facebook, or Flickr accounts are in breach of the contract? "That's probably right," says Hewitt. "One of the problems in enforcing contracts can be what the terms actually mean. These are one page agreements that aren't very explicit in their terms. In this case, they're saying 'you may only use the photos once', but there is some ambiguity over what that means. It depends on what type of publication you're shooting for; if it's online, then that one-time use will be perpetual; if it's a print publication, it'll be print that day, or week, and that's the ‘one use’."
This opens up another grey area, though: if the Sydney Morning Herald prints an image in Saturday's newspaper, then uses the same image on their website, does that count as two uses? Hewitt says that the SMH could argue that the ‘one use' doesn't specify one format. So using the same image across two mediums could potentially be covered within that single 'use'. "But I'd certainly say that, strictly speaking, the photographer probably couldn't also use it on their own blog. Technically. I mean, the thing about law is that there's the 'letter of the law', and then there's the 'spirit of the law', which is the way it's enforced. Would Tool come and hunt down Tony Mott for publishing a photo on his website? Probably not."
Rammstein's contract states that "this agreement is subject to the laws of Germany," and that "the place of jurisdiction is Berlin, Germany". Despite the confusing wording, Hewitt confirms that the contract is still valid in Australia. "Jurisdiction clauses are the parties agreeing that, if they have a dispute over it, they're going to argue the dispute in a particular jurisdiction,” he explains. “In this case, it's Germany, because that's obviously where Rammstein's management and lawyers are based, and if they have to enforce the agreement, they'd much rather require that person come to Germany to hear the matter, than to come out to Australia and incur all those costs. Practically speaking,” he says “If you're an Australian being sued by a German, getting a judgment from a German court enforced in Australia is very hard to do. Unless it's something that's worth a lot a huge sum of money." So probably not a matter concerning a few live music photos, then.
I draw Hewitt's attention to the line which prohibits photographers from placing the photos "in the so-called online media, (in particularly the Internet, telephone services and/or similar installations), and/or distributing them using these media". I note that several websites, including SMH, TheVine.com.au, and TheMusicNetwork.com.au have published photos of Rammstein. Are they in breach of the contract?
"Potentially,” says Hewitt. “It depends where they got the photos from. Part of [Rammstein’s] shtick - which is a bit old-school; it’s more of an '80s or '90s approach to image control - might be that they're very protective of how the photographs get out, and how they're disseminated.”
Hewitt concludes that “a lot of acts take the opposite view, and say 'We want to be engaged with people; we want people taking photos and talking about them, and sharing content in a 'web 2.0' kind of way.’ [Their view is that] it'd be madness for us - and counter-productive - to try and restrict that flow.'”
Despite requests, the Big Day Out’s publicity team refused to comment on the matter.
Por By Andrew McMillen (publicadopublished Mar. 2011)
Un artículo robado deAn article stolen from
The Vine
Johnny Rotten - Tony Mott
La gira del Festival de rock Big Day Out de este 2011 pasa por gran parte del país (Australia) -terminando en Perth el Domingo 06 de febrero - y en ella cientos de fotógrafos profesionales retratan a la gran cantidad de artistas de su cartel y eso incluye a la banda de rock duro californiana Tool y la tropa alemana de metal industrial Rammstein.
Estas dos bandas son las más importantes de la gira. Y sus pretensiones de control sobre las fotos también revelan que son las que más protejen su imagen. "Todos los derechos de autor y demás derechos de propiedad intelectual serán totalmente propiedad del artista", se lee en el contrato de Tool, algo que los fotógrafos que deseen captar a la banda desde el foso están obligados a firmar. "[El fotógrafo] tiene prohibido la publicación de las fotos en medios de comunicación online, y/o su distribución utilizando estos medios de comunicación", declara el contrato decididamente arcaico de Rammstein, que concluye con una línea que aclara que todo eso está sujeto a la jurisdicción de Alemania.
Tales declaraciones no son nada nuevo en el negocio del entretenimiento en vivo, donde la imagen de los artistas y sus secretos siempre se han protegido fuertemente. Eddie Van Halen era conocido por dar la espalda al público cuando realizaba alguno de sus solos de guitarra antes de que Van Halen hubiera estampado su firma en la composición, con el fin de prevenir el plagio de alguno de los guitarristas rivales así como de que su técnica pudiera ser captada.
En las recientes visitas a Australia de grupos de rock tan populares como The Smashing Pumpkins o Muse se ha exigido que los fotógrafos disparen sólo desde la mesa de sonido. Muse también impuso un contrato que establece que los fotógrafos "ceden a título completo y mundialmente todo derecho de autor de las imágenes". Lo que significa que si Muse (o más probablemente sus abogados o agencia de managment) navega por el portfolio de la página de cualquier fotógrafo de la gira y les gusta la foto de su bajista Christopher Wolstenholme con su traje rojo de cuadros pueden solicitar el archivo de la imagen en alta resolución -o el negativo- de forma gratuita. El fotógrafo [que ha firmado] no tiene poder alguno para negociar, ya que está obligado por contrato.
¿Por qué entonces, en una época donde la mayoría de los asistentes a los conciertos llevan dispositivos preparados [para fotografiar o filmar] en sus bolsillos, las bandas aún así insisten en tratar de protegerse de la estrecha vigilancia de las cámaras profesionales?. Y ¿son estos contratos jurídicamente vinculantes, o simplemente intentan engatusar a los fotógrafos novatos para que cedan su trabajo a coste cero y sin compensación adicional?.
Kylie Minogue & Nick Cave - Tony Mott
Tony Mott, nacido en Gran Bretaña pero con sede en Australia, ha estado fotografiando músicos de todo el mundo durante más de 30 años. Él ha sido el fotógrafo oficial de la Big Day Out desde 1992, año de inicio del festival, y su trabajo ha aparecido en las portadas de cualquier revista o publicación musical imaginable. Cuando se trata de contratos de fotos, sin embargo, su enfoque es contundente: "Yo no los leo, nunca lo hago."
"Solía tener una novia abogado", dice Mott, "que me dijo que si firmas un contrato, para que sea un documento legal: 1) deben darte una copia, 2) debe dar tiempo a firmarlo, con el tiempo suficiente para que consultes con un abogado y 3) si no hay dinero de por medio no se pueden ceder los derechos de autor, eso es ilegal. Ella me dijo que lo firme y pasado el tiempo se puede considerar que se ha "firmado bajo presión"... porque si una banda entra en escena a las 20:15 y te dan un documento legal a las 19:45, ¿qué probabilidad hay de que, como fotógrafo de música, te acompañe un abogado?."
En la experiencia de Mott en el negocio de la fotografía de rock'n'roll nunca ha tenido ningún problema legal como resultado de la firma de este tipo de contratos y lo ve de la siguiente manera: "No hay una sola persona que haya venido a decirme que estoy haciendo algo que no se puede hacer. Vendo [fotos] a las revistas de música. Eso es todo. Quiero decir que si empiezas a hacer carteles y mercadería [con tus fotos de los artistas] probablemente te meterás en problemas."
Le pregunto si la dirección del Big Day Out va a entender la postura de su fotógrafo oficial ante la firma de esos contratos. "No, en realidad no", dice sonriendo. "Para ser honesto, nunca se discutió eso. No creo que el Big Day Out me haya preguntado jamás al respecto. Este año fue la primera vez que me pidieron que firmara algo en el Big Day Out (para Tool, Rammstein y Grinderman) y nunca había firmado contratos en el Big Day Out en el pasado. Este año lo hice y no ha habido ninguna diferencia para mí. No he leído ninguno, porque físicamente no podía leerlos. Me pidieron que los firmara en el foso, en el terreno de juego, a oscuras, sin mis gafas, y no me dieron ninguna copia. Así que no tengo idea de lo que decía."
"No te estoy tomando el pelo", aclara. "No exagero. Esa es la realidad. Yo, literalmente, los firmé y seguí adelante. Así que mi argumento sería ahora -no es que realmente me importe-: ¿cómo puedo violar mi contrato, cuando no sé lo que dice?. Si quieren que cumpla sus reglas, ¿por qué no me mandan un acuerdo?". "Todo lo que te estoy diciendo es mi opinión", dice Mott más tarde. "Yo no soy abogado, y no tengo mucha idea realmente de esto que estamos hablando. Lo hago bajo la presunción de que lo que acabo de decir es cierto, pero eso es sólo mi opinión, porque yo no soy abogado, y no conozco las diferentes situaciones jurídicas."
"Yo no firmé contrato alguno", dice el fotógrafo con sede en Brisbane Justin Edwards (que estaba cubriendo el festival para de TheVine.com.au) en referencia a los contratos fotográficos de Tool y Rammstein. "Con respecto a Rammstein estuve debatiendo sobre el tema, ya que poseen las fotos y quieren utilizarlas en su sitio web". Y piensa que, "Bueno, eres el segundo cabeza de cartel, y te están pagando un montón de dinero, entonces por qué yo como fotógrafo te tengo que dar algo por nada". Pero no era tan malo como el contrato de Tool. "De ninguna manera iba a firmar eso".
"Algunas personas, como Tony Mott, dicen que si no reciben una copia y no tienen un abogado presente, entonces no es un contrato válido", continúa, "pero siempre he tenido el punto de vista de que eso no es necesario para que un contrato sea jurídicamente vinculante. Es una cuestión de poner tu nombre a algo que, en el futuro, podría volverse contra tí. Especialmente ahora, porque se pide más información en los contratos. Antes sólo ponías tu nombre y el nombre de quien retratabas. Ahora quieren tu dirección de correo electrónico y número de teléfono. Yo no hago esto [las fotografías de música] por dinero, pero es casi una cuestión de principios porque te están faltando al respeto por norma". "Que se jodan, si esa es su actitud no estoy interesado en hacerles fotos".
De acuerdo con Matt Palmer, otro fotógrafo con sede en Brisbane, "te tratan como a un hijo de puta con esos contratos. La realidad es que estás allí casi como fan, y como fotógrafo lo que quieres es sacarles la mejor foto posible. Así que es un poco estúpido que te traten así cuando en realidad estás tratando de promocionarles ".
El fotógrafo con sede en Sidney Daniel Boud observa que dos de las bandas que no tratan a los fotógrafos como hijos de puta son, sin embargo, dos de las más grandes del mundo: AC/DC y U2. Ambas formaciones estuvieron de gira por Australia en los últimos 12 meses "y esa actitud dice mucho de dos bandas cuyos seguidores son tan fanáticos que en realidad podrías hacer todas tus fotos con fines comerciales y ellos ni siquiera se molestan en tener contratos relativos a las fotos", dice Boud. "También son dos tipos de artistas que, cuando se les retrata, sus organizadores de viaje y publicistas son increíblemente agradables y acogedores con los fotógrafos. Incluso se molestan en darnos las gracias por haber venido, considerando que gran parte del tiempo los promotores de conciertos te hacen sentir como si fueras un grano en el culo para ellos."
Le expongo la opinión de Tony a Julian Hewitt de la firma de abogados con sede en Melbourne Media Arts, antes de preguntarle si suena legalmente válida. "No", se ríe Hewitt ante la respuesta. "Creo que es probablemente una exageración decir que eso se firma bajo presión, porque es un acuerdo comercial. Además claramente estas bandas grandes tienen el peso del poder de negociación, ya que pueden -y de hecho lo practican- decir "usted no hace una foto a menos que acepte nuestras condiciones". La idea de la coacción no se puede aplicar en este caso. En esta situación, tratándose de un acuerdo comercial, a menos que alguien te ponga una pistola en la cabeza es muy difícil demostrar que hubo coacción. No es que algo horrible vaya a pasarte si no le haces fotos a Rammstein".
"Por lo general, incluso si no se le da una copia del acuerdo", continúa Hewitt, "si usted lo ha firmado demuestra que tiene la intención de quedar obligado por los términos de ese acuerdo y por lo general eso consta como evidencia de que esos eran los términos con los que el fotógrafo estuvo de acuerdo." Admite, sin embargo, que en la práctica puede que el cumplimiento de estos contratos no se suele vigilar y eso puede provocar cualquier complacencia gratuita de los fotógrafos. "Desde una perspectiva puramente jurídica si firmas un contrato estás obligado por sus términos."
Normalmente en esos contratos se incluye una cláusula según la cual se otorga el permiso para un solo uso en una única publicación. ¿Significa esto que si los fotógrafos suben sus fotos a sus blogs personales, su Facebook, Flickr o cualquier otra cuenta está incumplimiento esa cláusula del contrato?. "Eso es probablemente así", dice Hewitt. "Uno de los problemas en el cumplimiento de los contratos puede ser lo que realmente significa cada término. Se trata de un documento en la que los acuerdos no son muy explícitos en los términos. En este caso, ellos están diciendo "sólo puede utilizar las fotos una vez", pero hay cierta ambigüedad sobre lo que eso significa que depende de qué tipo de publicación y plataforma se usa; si es en la red el uso único sería perpetuo, si se trata de una publicación impresa se trata de ese día, o esa semana o mes y ese sería su solo uso".
Esto sin embargo abre otra zona gris: si el Sydney Morning Herald, por ejemplo, imprime una imagen en el periódico del sábado y, a continuación, utiliza la misma imagen en su página web, ¿eso cuenta como dos usos?. Hewitt dice que el SMH podría argumentar que el "solo uso no especifica formato". Así, utilizando la misma imagen a través de dos medios podría ser tenido en cuenta como dentro de ese "único uso" o no. "Pero ciertamente diría que, en sentido estricto, el fotógrafo probablemente no podría utilizarlo en su propio blog. Técnicamente. Es decir, lo que pasa con la ley es que está la "letra de la ley" y luego el "espíritu de la ley", que es la forma en que se aplica. ¿Se lanzaría Tool a la caza legal de Tony Mott por publicar las fotos en su página web?. Probablemente no."
El contrato de Rammstein afirma que "este acuerdo está sujeto a las leyes de Alemania," y que "el lugar de jurisdicción es Berlín, Alemania". A pesar de la confusión que provoca eso, Hewitt confirma que el contrato sigue siendo válido en Australia. "En las cláusulas de jurisdicción las partes del acuerdo, si tienen una disputa, van a discutir el conflicto en una jurisdicción en particular", explica. "En este caso es Alemania porque ahí es, obviamente, donde tiene su sede el equipo de gestión de Rammstein y si tienen que hacer cumplir el acuerdo preferirán que la persona viaje a Alemania para cumplir con los términos antes que desplazarse a Australia y tener que asumir el coste de tal empresa". "Aunque en términos prácticos", dice, "demandar a un australiano por parte de un alemán y que reciba una sentencia de un tribunal alemán aplicándolo en Australia es complicado de realizar. A menos que se trate de una cuestión de mucho dinero. Así que probablemente no es algo que se va a aplicar a unas cuantas fotos de música en vivo."
Llama la atención de Hewitt la frase que prohíbe la colocación de las fotografías "en los medios de comunicación en la red (en particular los servicios de telefonía por Internet y/o similares y/o su distribución utilizando estos medios de comunicación)". Tomo nota de que varios sitios web, incluyendo TheVine.com.au, SMH, y TheMusicNetwork.com.au han publicado fotos de Rammstein. ¿Están incumpliendo el contrato?.
"Potencialmente," dice Hewitt, "depende de dónde las han obtenido. Parte del enfoque [de Rammstein] -que es un poco de vieja escuela- es más sobre tener el control de su imagen, proteger la calidad de las fotos y cómo éstas se difunden".
Hewitt concluye que "hay una gran cantidad de bandas que son de la opinión contraria, y sale de ellos el querer estar comprometidos y hablar con los fotógrafos y tomarse cierto interés en compartir los contenidos a través de la web 2.0. [Su punto de vista es que] sería una locura para nosotros -y contraproducente- tratar de limitar ese flujo ".
A pesar de las peticiones, el equipo de publicidad del Big Day Out se negó a comentar nada sobre todo este asunto.
Asistente al Festival Laneway de Melbourne - Daniel Boud
As the 2011 Big Day Out tour wound itself across the country this year – it ended in Perth on Sunday, Feb 6 – hundreds of professional photographers snapped portraits of an artist line-up that included Californian hard rock act Tool and German industrial metal troupe Rammstein.
These two bands were the heaviest-hitting acts on the tour. Yet their photo release forms also revealed that they were the bands most protective of their image. "All copyrights and other intellectual property rights shall be entirely Artist's property," read a line from Tool's contract, which photographers wishing to capture the band from the front-of-stage photo pit were required to sign. "[The photographer] is prohibited from placing the photos in the so-called online media, and/or distributing them using these media," stated Rammstein's decidedly archaic contract, which concludes with an apparently self-defeating line about being subject to the laws of Germany.
Such rights-grabbing statements are nothing new in the live entertainment business, where artists' images and 'trade secrets' have always been fiercely protected. Eddie Van Halen was known to turn his back to the audience when performing innovative electric guitar solos before Van Halen were signed, so as to prevent both his newly-discovered techniques from being viewed by rival guitarists - or being captured by keen-eyed music photographers.
Recent Australian tours by popular rock acts like The Smashing Pumpkins and Muse have demanded that photographers shoot only from the sound desk; Muse, too, issued a contract which states that photographers “hereby assign full title guarantee the entire worldwide right, title and interest in and to the Photographs, including the copyright therein”. Which means that if Muse (or, more likely, their management or lawyers) happen to be browsing your live photo portfolio and they're particularly taken by a picture of bassist Christopher Wolstenholme's fetching red suit, they can request the high resolution image file - or negative - free of charge. You have no power to negotiate because you're bound by a contract.
Why, then, in an age where the vast majority of gig-goers carry web-ready media devices in their pockets, are bands still so insistent on attempting to shield themselves from the close scrutiny of professional cameras? And are these contracts even legally binding, or simply attempts to scare newbie photographers into surrendering their hard work - with zero additional compensation on top of their publication's one-time print fees?
A British-born, Australia-based man named Tony Mott has been photographing musicians across the world for over 30 years. He's been the Big Day Out's official photographer since the festival's 1992 inception; his work has appeared on the cover of just about every music and news-related publication imaginable. When it comes to photo contracts, however, his approach is blunt: "I don't read them, and I never do."
"I used to have a music lawyer girlfriend,” says Mott, “Who told me that if you sign a contract, for it to be a legal document: 1), they must give you a copy; 2) they must give you time to sign it, whilst you consult your lawyer, and 3), money must change hands. You can't give copyright away; that's just illegal. She told me to sign it, and time it. It's called 'signed under duress', because if a band goes on stage at 8.15pm and they give you a legal document at 7.45pm, how likely is it that, as a music photographer, you're going to be accompanied by your lawyer?”
In Mott’s experience in the rock and roll photography game, he’s never had any legal trouble as a result of signing contracts in this effectively sight-unseen manner. “Not one single person has come back to me and told me that I've been doing the wrong thing. I sell [photos] to music magazines. That's it. That's all anyone's doing with them. I mean, if you started making posters and merchandise [with your photos of the artist], I think you would get into trouble."
I enquire whether the Big Day Out team understand their official photographer’s position on signing photo releases. "No, not really," he laughs. "To be honest, it never gets discussed. I don't think the Big Day Out people have ever asked me about it. This year was the first time I was asked to sign anything at the Big Day Out, and it was for Tool, Rammstein, and Grinderman. I've never signed contracts at the Big Day Out in the past; this year I did, and it made no difference to me whatsoever. I just signed them and moved on. I didn't read two of them, because I physically couldn't read them. I was asked to sign them in the pit, in the pitch-darkness, without my glasses, and they didn't give me a copy. So I have no idea what they said.”
“That's not bullshitting," he clarifies. "That's not exaggerating. That's the fact. I literally signed them, shot [the bands], and moved on. So my argument now would be - not that I really care - but: how can I infringe my agreement, when I don't know when the agreement was? If they want me to abide by their rules, wouldn't they send me an agreement?" ("All I'm saying to you is my opinion," Mott later says. "I'm not a lawyer, and I don't actually know what I'm talking about. I went under the presumption that what I just said to you was true, but that's just me talking because I'm not a lawyer, and I don't know the legal status.")
"I didn't sign either contract," says Brisbane-based photographer Justin Edwards, who was covering the festival for TheVine.com.au, in reference to the Tool and Rammstein photo contracts. "The Rammstein one I was debating about doing, because you still own the photos, but they want to use them on their website. And you think, 'Well, you're second on the bill, and you're getting paid an awful lot of money; I don't really want to give you something for nothing.' But it wasn't as bad as Tool's contract. There's no way I'd sign that."
"Some people, like Tony Mott, say that if they don't get a copy and they don't have a lawyer present, then it's not a valid contract," he continues, "but I've always taken [the view] that it is, because you don't need that for a contract to be legally binding. It's a matter of putting your name to something that, in the future, might come back to you. Especially now, because they're asking for more information [on the contracts]. You used to just sign it, put your name and who you were photographing for. Now they want your email address and phone number. I don't do [music photography] for money, but it's the principle of the thing. It's almost like it's them, as an artist, being disrespectful to you. And you think, 'Screw you; if that's your attitude, I'm not interested in photographing you.’"
According to Matt Palmer, another Brisbane-based photographer, "You get treated like a bit of a bastard with these contracts. The reality is, you're there as a fan, and as a photographer, you're trying to take the best photos you can of a band. So it's a bit weak to be presented with these contracts when you're actually trying to help them out."
Sydney-based photographer Daniel Boud notes that two bands that don’t treat photographers like bastards, however, are also two of the biggest in the world: AC/DC and U2. Both acts toured Australia within the last 12 months. "It says a lot that, for two of the bands whose fans are so rabid that you might actually be able to sell the photos for commercial gain, neither act even bothers with having photos contracts,” says Boud. “They're also two artists that, when you shoot them, their tour managers and publicists are incredibly nice and welcoming to photographers. They thanked us for coming. Whereas a lot of the time, concert promoters make you feel like you're a pain in the arse to them."
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I outline Mott's apathetic approach to photo release forms to Julian Hewitt of Melbourne-based firm Media Arts Lawyers, before asking whether it sounds legally valid. "No," laughs Hewitt in response. "I think it's probably a stretch to say it's signed under duress, because it's a commercial agreement. Notwithstanding that clearly, these big bands have the weight of bargaining power, because they can - and do - say 'you're not getting a photo pass unless you agree to our terms'. The idea of duress, or unconscionability, is about fairness. In this situation, where it's a commercial agreement, unless someone's got a gun to your head, it's pretty hard to show that there was duress. It's not like something horrible's going to happen to him if he doesn't shoot Rammstein."
"By and large, even if you're not given a copy of an agreement,” continues Hewitt, “If you've signed it and shown that you intend to be bound by the terms of that agreement, that can usually be held up as evidence that these were the terms to which you agreed.” He admits, however, that the reality may be that in practice, these contracts are not enforced, which simply encourages complacency on the photographers’ behalf. “From a purely legal perspective, if you signed a release, you would be bound by its terms."
Tool's contract has a clause stating that permission is granted for one-time use in an editorial publication. Does this mean that photographers who upload their photos to personal blogs, their Facebook, or Flickr accounts are in breach of the contract? "That's probably right," says Hewitt. "One of the problems in enforcing contracts can be what the terms actually mean. These are one page agreements that aren't very explicit in their terms. In this case, they're saying 'you may only use the photos once', but there is some ambiguity over what that means. It depends on what type of publication you're shooting for; if it's online, then that one-time use will be perpetual; if it's a print publication, it'll be print that day, or week, and that's the ‘one use’."
This opens up another grey area, though: if the Sydney Morning Herald prints an image in Saturday's newspaper, then uses the same image on their website, does that count as two uses? Hewitt says that the SMH could argue that the ‘one use' doesn't specify one format. So using the same image across two mediums could potentially be covered within that single 'use'. "But I'd certainly say that, strictly speaking, the photographer probably couldn't also use it on their own blog. Technically. I mean, the thing about law is that there's the 'letter of the law', and then there's the 'spirit of the law', which is the way it's enforced. Would Tool come and hunt down Tony Mott for publishing a photo on his website? Probably not."
Rammstein's contract states that "this agreement is subject to the laws of Germany," and that "the place of jurisdiction is Berlin, Germany". Despite the confusing wording, Hewitt confirms that the contract is still valid in Australia. "Jurisdiction clauses are the parties agreeing that, if they have a dispute over it, they're going to argue the dispute in a particular jurisdiction,” he explains. “In this case, it's Germany, because that's obviously where Rammstein's management and lawyers are based, and if they have to enforce the agreement, they'd much rather require that person come to Germany to hear the matter, than to come out to Australia and incur all those costs. Practically speaking,” he says “If you're an Australian being sued by a German, getting a judgment from a German court enforced in Australia is very hard to do. Unless it's something that's worth a lot a huge sum of money." So probably not a matter concerning a few live music photos, then.
I draw Hewitt's attention to the line which prohibits photographers from placing the photos "in the so-called online media, (in particularly the Internet, telephone services and/or similar installations), and/or distributing them using these media". I note that several websites, including SMH, TheVine.com.au, and TheMusicNetwork.com.au have published photos of Rammstein. Are they in breach of the contract?
"Potentially,” says Hewitt. “It depends where they got the photos from. Part of [Rammstein’s] shtick - which is a bit old-school; it’s more of an '80s or '90s approach to image control - might be that they're very protective of how the photographs get out, and how they're disseminated.”
Hewitt concludes that “a lot of acts take the opposite view, and say 'We want to be engaged with people; we want people taking photos and talking about them, and sharing content in a 'web 2.0' kind of way.’ [Their view is that] it'd be madness for us - and counter-productive - to try and restrict that flow.'”
Despite requests, the Big Day Out’s publicity team refused to comment on the matter.