lunes, 6 de agosto de 2012

La música en las novelas de Barry Gifford


Barry Gifford, Barcelona 2002. Foto: Xavier Torres-Bacchetta


Barry Gifford, creador de los personajes e historias en que están basados 'Corazón Salvaje' ('Wild at Heart', David Lynch 1990) y 'Perdita Durango' (Alex De La Iglesia, 1997)*, guiones en los que además participó, es un novelista con un mundo extremadamente particular, mucho más interesante de lo que podría deducirse de su escritura que a menudo tiende a la reducción, el apunte o la crudeza, algo que por otra parte parece haber influenciado a toda una generación posterior de escritores que le leyeron, para bien o para mal. Pero sus historias son muy ricas en referencias a la cultura popular, a veces concretas o a veces veladas (en el nombre de un personaje o un lugar, por ejemplo). Son mucho más abundantes en sus novelas las menciones al cine clásico, pero no faltan en algunas de ellas citas musicales. Ahí van algunas:

'La Historia de Sailor Y Lula' ('Wild At Heart', 1990):

"Lula y su amiga Beany Thorn estaban sentadas a una mesa en el Raindrop Club bebiendo cubalibres mientras miraban y escuchaban una banda blanca de blues que se llamaban los Bleach Boys. El grupo pasó armoniosamente de 'Dust My Broom' de Elmore James a 'Me and The Devil' de Robert Johnson y Beany soltó un gruñido [...]"
"[...] Los Bleach Boys pasaron a una especie de mambo de las marismas del Profesor Longhair y Beany agarró el brazo a una camarera.
- Traenos dos cubalibres dobles, ¿vale? -dijo-. Maldita sea, Lula, mira cómo se menea esa puta.
- ¿La camarera?
- Eso es. Apuesto a que si yo tuviera un culo como ese, Elmo no se la habría metido a todas las furcias de este lado del Tangipahoa.
- Nunca se sabe -respondió Lula.
- Supongo -dijo Beany con los ojos llorosos-. Lo único que sé es que yo dejaría muchas cosas, a lo mejor incluso el Valium, sólo por tener algo de culo, ¿sabes?"

"- Cariño -dijo Lula-. Te juro que me alegro de que esté empezando a crecerte el pelo después de la cárcel. Así me puedo agarrar a algo cuando hacemos el amor.
- Cuando yo tenía doce años, en la casa de al lado había una chica que se llamaba Bunny Sweet que tenía dos o tres años más que yo -rió Sailor-. A Bunny le encantaba un disco que había tenido mucho éxito que se llamaba 'Party Doll' de Buddy Knox, y se pasaba el tiempo cantándolo, sobre todo donde dice te paso las manos por los pelos. Que es como lo canta él, los pelos y no el pelo. Un día se me acercaron Bunny y dos amigas suyas y me preguntaron si me podían pasar las manos por los pelos, igual que la canción. Dijeron que era porque lo llevaba largo y rizado. Eran como las chicas malas del barrio. Salían con los duros del barrio, que eran mayores que ellas. Y estaban buenas, ¿sabes?, y yo voy y les digo que sí. Me rodearon y Bunny me pasó las uñas, que las llevaba largas y pintadas, y después sus amigas también."

"- Ya no locomoto más
- ¿Qué dices? -preguntó Sailor- ¿Qué es lo que no haces?
- Estoy leyendo lo que dice el Times-Picayune, sabes. -respondió Lula-. Habla de Little Eva, que cantaba aquella canción 'The Locomotion' que fue un éxito antes de que naciéramos nosotros.
- Sigue siendo buena -dijo Sailor-. ¿Qué dice?
- Little Eva practica un nuevo baile -leyó Lula-. Ya no locomoto más, nos dijo Eva Boyd mientras limpiaba el mostrador de la Parrilla de Hanzies, restaurante de comida negra de Kingston, N.C. Hace veinticinco años que Boyd, adolescente y entonces llamada Little Eva, llegó al número uno en las listas de éxitos con 'The Locomotion'. No voy a cantar cuando estoy asando un pollo, dijo Boyd, que tiene cuarenta y tres años, en una reciente entrevista. Sigue cantando con un grupo religioso de su Iglesia y estudia la posibilidad de grabar un disco. Canta maravilloso, comentó la camarera Loraine Jackson.
- Me alegro de que no haya dejado de cantar -dijo Sailor- Es un don.
Sailor y Lula estaban sentados en un banco junto al Mississippi, mirando pasar las gabarras y los cargueros. Caía la tarde, pero el cielo tenía color ciruela, estaba blando y luminoso."

"Johnnie colgó el teléfono del hotel y salió al balcón que daba a la calle del cuartel. Era la una de la mañana y el aire estaba caliente, pero neblinoso. Se podía oir un disco de Babs Gonzáles que cantaba 'Ornitología' con voz de rana en una radio o en un éstereo. Todos los chorbos están en la esquina, cantaba Babs, esperando que las chicas salgan de la oficina. Johnnie encendió un puro Hoyo de Monterrey y tiró la cerilla a la calle.
En 1950 , Elia Kazan había filmado allí 'Pánico En Las Calles' y había rodado la escena del tiroteo en el Muelle de la calle del Cuartel. Johnnie había leído en alguna parte que había sido la primera película del actor Jack Palance. Palance, a quien le habían vuelto a esculpir la cara después de un accidente de automóvil y se la habían convertido en una máscara de mongol malvado, interpretaba a Blackie, el perfecto asesino que no se arrepiente de nada. En aquella época, pensó Johnnie, Palance podía expresar crueldad de forma más convincente que nadie. Para eso hace falta cierta desesperación. Yo no soy un desesperado, dijo Johnnie en voz alta. Lanzó el humo del puro hacia la niebla de la noche. Si alguien no logra convencerse de algo, pensó, no tiene muchas posibilidades de convencer a nadie más.
Después de 'Ornitología' vinieron King Pleasure y Betty Carter que cantaban 'Cabecita Roja'. Me da vueltas y vueltas, cantaban. Johnnie se quedó en el balcón hasta que terminó la canción. Tenía una idea para un cuento acerca de un hombre con una enfermedad terrible que le priva de la capacidad de recordar nada salvo que se automutile."

"Sailor condujo con Lula acurrucada en el asiento a su lado. En la radio Patsy Cline cantaba 'Me Hago Pedazos'.
- Me gustaría haber nacido cuando cantaba Patsy Cline -dijo Lula.
- ¿Qué más da? -preguntó Sailor-. Siempre puedes oir los discos.
- A lo mejor podría haberla visto. Tiene la mejor voz del mundo, sabes. Es como si Aretha Franklin hubiera sido una cantante country hace años. Es lo que yo siempre había querido ser, Sailor, cantante. ¿Te lo había dicho?
- No que yo recuerde.
- Cuando era pequeña, tenía unos ocho o nueve años, sabes, mamá me llevó a Charlotte a un concurso de niños. Era un cine muy grande y había montones de chavales en el escenario. Cada uno tenía que hacer lo que fuese cuando nos llamaban. Había chicos que bailaban claqué, que tocaban algún instrumento o cantaban. Había un chico que hacía trucos de magia. Otro jugaba con pelotas y se ponía cabeza abajo mientras cantaba 'Dixie' o lo que fuera.
- ¿Qué hiciste tú?
- Canté 'Quédate con Tu Hombre' de Tammy Wynette, sabes. Mamá creyó que resultaría monísimo que cantara una canción de mayores.
- ¿Que tal te fue?
- No demasiado mal. Claro que no podía cantar las notas más altas, y cuando me tocó a mí todos los demas chicos del escenario no paraban de hablar y de hacer ruido.
- ¿Ganaste el concurso?
- No. Ganó un chico que tocó 'Las Estrellas Cayeron Sobre Alabama' con la harmónica.
- ¿Por qué dejaste de cantar?
- Mamá decidió que no valía. Dijo que no quería seguir tirando el dinero en clases. Tendría trece años, sabes. Probablemente tenía razón, ya no tenía sentido. Cuando una tiene una voz como la de Patsy no duda si vale o no.
- No resulta muy fácil cuando no se sabe muy bien lo que pasa -dijo Sailor.
- Como nosotros, o sea -dijo Lula-. Es donde nos encontramos, y no me refiero a estar en el medio del sudoeste de Texas."

"En la máquina de discos alguien había puesto 'Tengo Un Tigre Agarrado Por La Cola' de Buck Owens, y Bobby Perú llevaba el ritmo con los nudillos en la barra.
- Ahora mismo hay aquí tres o cuatro millonarios - dijo.
Sailor se volvió a mirar a los otros clientes. Todos ellos iban vestidos modestamente.
- A mí me parecen de lo más normal -dijo Sailor-. Será dinero del petróleo, ¿no?.
- Petróleo, gas, ganado, tierras. Por aquí nadie se dedica a fardar. El condado de Iguana es uno de los más ricos de Texas.
- Pues te juro que no lo habría imaginado.
- ¿Otra?
- ¿Por qué no?
Cuando iban por la quinta Bobby se acercó a la máquina de discos y echó unos cuantos cuartos de dólar.
- Q-7 -dijo, volviéndose a sentar en el taburete-. 3 veces. El 'Vals de la Pena' de Pee Wee King, que es mi canción favorita.
Las cuerdas de acero de la guitarra de Pee Wee perforaron el humo de los cigarrillos y se le metieron en la cabeza a Sailor. Veía su reflejo tembloroso en el largo espejo detrás de la barra.
- He estado estudiando la situación en Iraaq -dijo Bobby-. Hacen falta dos hombres.
- ¿De qué hablas?.
- Hay una tienda de piensos que a veces tiene cinco de los grandes en la caja. Necesito un tío que me ayude. Mitad y mitad. ¿Te interesa?"

"- Vale, Spark, aquí la tienes - dijo Buddy, dejando la pluma en el mostrador-. Las diez mejores de todos los tiempos, aunque no necesariamente por este orden: 'Lucille' por Little Richard, 'Noches Solitarias' por The Hearts, 'Es Tan Bueno' por los Chiffons, 'Sé mi nena' por las Ronettes, 'El Óceano del Amor' por Phil Phillips, 'Alta Tensión' por Huey Piano Smith & The Clowns, 'Está Lloviendo' por Irma Thomas, 'No vales Nada' por Betty Everett, 'Prefiero Quedarme Ciega' por Etta James y 'Sentados En El Muelle' por Otis Reading. ¿Qué te parece?
- A mí siempre me ha gustado 'El Óceano del Amor' -dijo Sparky. Pero ¿dónde está 'Mi Guapa Cuarterona' de Jerry Lee Lewis?. Hablo en broma. Pero ¿y por lo menos 'Sin Aliento'? ¿Dónde está Sam Cooke? ¿Elvis? ¿Chuck Berry? ¿'Sólo Una Mirada' de Doris Troy? ¿'Quédate' por Maurice Williams? ¿'Soy El Mejor' por Slim Harpo? ¿O 'Mi Novia' por The Gladiolas? ¿'Si Me Pierdes a Mí Te Pierdes Algo Bueno' por Barbara Lynn? ¿Marvin Gaye? ¿Little Miss Cornshucks? ¿Sugar Pie DeSanto? ¿Los Beatles? ¿Los Stones?
- No se puede meter a todos en los diez mejores. Esos son los que yo me llevaría. No aspiro a que le gusten a nadie más que a mí. Además hacer listas es un buen pasatiempo.
Buddy y Sparky estaban sentados en la droguería de Bottomley, bebiendo Seven-Up. Fuera hacía cuarenta grados."

'Perdita Durango' ('59º and Raining. The Story of Perdita Durango', 1991):

"Romeo puso la radio. Ernest Tubb estaba cantando 'When a Soldier Knocks And Finds Nobody Home'.
- Esta canción es una de las favoritas de mi padre -dijo Duane-. Es triste de verdad. Solía cantárnosla cuando mi hermano Herschel Roy y yo éramos pequeños. Ésta y canciones de Jimmie Rodgers como 'Why Should I Be Lonely' y 'Somewhere Down Below the Dixon Line'.
Romeo mantenía el camión a una velocidad razonable camino del Oeste.
- Una que siempre me ha gustado es 'My Darlin Clementine' -dijo Romeo-. También ví la película, donde el sheriff, Wyatt Earp, dice: Desde luego en esta ciudad es difícil jugar una partida de póker tranquilo, después de que Doc Holliday eche a un tramposo del saloon de Tombstone. La mejor frase, sin embargo, es la de Walter Brennan, que interpreta a Pa Clanton, el padre de los chicos más malos del territorio. Después de que Earp les dé una paliza a los Clanton que están humillando a un actor ambulante, aparece Brennan y les pega unos latigazos y luego dice: Cuando uno saca la pistola, es para matar a alguien. Es genial, Duane."

"Perdita se apoyó en el neumático al que le había pegado una patada.
- ¿Nunca se te ha ocurrido que hay alguien que nos vigila todo el tiempo? -preguntó.
- ¿Quién? -dijo él.
Perdita dio una profunda calada al cigarrillo, luego lo tiró.
- Me refiero a una especie de inteligencia superior. Alguien invisible, como un espíritu. Alguien que sabe todo lo que pasa.
- Imagino que es posible. Pero suena como si estuvieras hablando de Dios.
Perdita negó con la cabeza.
- No, no es ningún dios.
- Entonces ¿por qué no podemos verlo?
- Aparecerá en el momento que considere oportuno. Cuando llegue el gran día, que no tardará.
- ¿Y qué ocurrirá ese gran día?
- Una lluvia de serpientes y arañas caerá sobre la gente.
- Me contaron que después del huracán de Carolina del Sur del mes pasado, había serpientes por todas partes. De cascabel, víboras, de todas clases, que el viento había hecho salir por los pantanos.
- Esto sería peor. Sabe lo que hacemos, todos. No hay nadie que sea inocente. Ni tú, ni yo, ni Estrellita.
- Ni Romeo.
Perdita asintió.
- El cielo le caerá sobre la cabeza también. Puede que incluso especialmente a él.
El sol se alzó y cortó en dos el fresco de la mañana.
- ¡Eh tortolitos! -gritó Romeo desde el surtidor de gasolina-. Vamos a entrar en la cafetería a desayunar.
Los cuatro se sentaron a una mesa. Bill Monroe estaba cantando 'A Fallen Star' en el jukebox. Despues de que pidieran Romeo se dirigió a la caja, compró el San Antonio Light, volvió y se sentó nuevamente."

'La Vida Desenfrenada de Sailor y Lula' ('The Wild Life of Sailor and Lula', 1992):

"Sailor y Lula pasaron la mayor parte de su primera tarde en Memphis comiendo con Chispa y Amiguete en el Café Perro de Caza, en el Bulevar Elvis Presley, justo enfrente de Graceland, un local cuya especialidad era el bocadillo favorito de Elvis: mantequilla de cacahuete y plátano con mayonesa. Los cuatro prescindieron del plato nostálgico del blanco pobre, como lo llamó Amiguete, y comieron hamburguesas mientras escuchaban los viejos discos de 45 revoluciones de la Sun, discos de Killer, del Rey, de Roy Orbison, de Charlie Rich, de Carl Perkins, que sonaban constantemente en la gramola y se contaban unos a otros sus respectivas andanzas durante el último cuarto de siglo o más. Después de comer, Sailor y Lula intercambiaron direcciones y números de teléfono con Chispa y Amiguete, que volvieron a su trabajo en Recuperación de Órganos, y luego se entretuvieron en las tiendas de recuerdos de Elvis.
Sailor se resistía a visitar Graceland ahora que conocía su relación con Phelps Bonfuca, alias Myrmidon, y le dijo a Lula que quería pensárselo un poco más. Tuvo tentaciones de visitar el reactor privado de Elvis, el Lisa Marie, expuesto en el aparcamiento de Graceland, pero resistió el impulso, pues también había que pagar. Compró unas cuantas postales y dos camisetas de Elvis - las dos con fotogramas de El Rock de la Cárcel, su película favorita de Elvis- en una tienda que se llamaba El Indio de Madera, porque supuso que no era propiedad de los herederos de Elvis.
De vuelta a su habitación del Robert Johnson Regency, Sailor y Lula se tumabron en la amplia cama en ropa interior, fumando y charlando. Lula cedió a la tentación de fumar en el Café Perro de Caza, donde pescó un More de su bolso y lo encendió antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo. Fumaba feliz dando profundas caladas y aparcó sus aprensiones sobre las posibles consecuencias de su conducta en lo más recóndito de su mente.
- Sail, ¿sabes?, la verdad es que ya hemos vivido mucho tiempo.
- Unas veces parece mucho y otras no tanto , pequeña. ¿Por qué lo dices?
- Se me ocurrió, eso es todo.
Sailor encendió un nuevo Camel con la colilla del que acababa de fumarse y la apagó en un cenicero redondo de cristal con las siglas RJR.
- Apuesto lo que sea que Robert Johnson nunca estuvo en un hotel tan elegante como este - dijo Sailor.
- ¿Robert Qué?
- Johnson, el hombre por el que este hotel se llama así. Fue un cantante de blues de Mississippi que murió muy joven. Una empresa discográfica le llevó a la ciudad directamente desde su plantación, tengo entendido. No sé si a Dallas o a San Antonio. Grabó unas cuantas canciones y luego le mataron, de un tiro o de una cuchillada o algo así, de modo que no quedan muchas cosas suyas que escuchar. Pero lo poco que hizo es muy bueno. Algo tremendo. A eso se refería el Chispa cuando llamó a este hotel el 'Me'n'The Devil'. Era el título de una canción de Robert Johnson. Otra que está muy bien es 'Hellbound on My Trail'.
Lula dió una profunda calada a su More y luego soltó una gran bocanada de humo, que flotó encima de la cama como un cúmulo.
- Mierda, Sailor, sabes mucho más que yo. Me refiero a ciertos detalles que muy poca gente conoce, como lo que le pasó a Robert Johnson.
- Cualquiera que se interese por la música sabe quién fue, cariño. No tiene nada de particular.
- No es sólo eso, Sail. Tienes toneladas de informaciones almacenadas en el cerebro que casi nunca usas. Es un auténtico don.
Sailor se rió.
- No es lo mismo que ser inteligente. Si hubiera sido inteligente no habría pasado una docena de años de mi vida entre rejas. Lo único inteligente que hice en mi vida fue darme cuenta de que tú eras lo mejor, pequeña. Eso es lo más importante para mí.
- ¿Sailor?
- Dime.
- No te rías de mí cuando oigas lo que te voy a decir, ¿vale?
- ¿Cómo sabes si me voy a reir o no? ¿Es algo gracioso?
- No, pero prométeme que no te vas a reir.
- Muy bien, pequeña, te lo prometo.
- ¿Crees que cuando una persona muere desaparece por completo? Quiero decir si crees que no hay cielo, ni por descontado infierno y todo esto se termina. Dime la verdad.
- Supongo que eso se te ocurrió cuando formabas parte de la Iglesia de la Razón, la Redención y la Resistencia a los detractores de Dios del Reverendo Goodin Plenty.
- Sabes que no he pisado una Iglesia desde que Bunny Thorn y yo vimos cómo mataban a tiros a Goodyn Plenty en el entoldado de Rock Hill. Además sus explicaciones tampoco acababan de convencerme.
- ¿Te acuerdas de aquella vieja canción de Buddy Holly, 'No Desaparecerás'?
- Sí.
- Ahí tienes la respuesta..."



Laura Dern (Lula Fortune) & Nicholas Cage (Sailor Ripley), 'Wild at Heart'.


*Siempre será una incógnita cual habría sido el resultado de una Perdita Durango dirigida por Bigas Luna e interpretada por Madonna con guión de David Lynch, que fue la primera intención del productor hasta que por alguna disputa el proyecto se replanteó y fue a parar a Alex De La Iglesia.