lunes, 5 de noviembre de 2012

Agustín García Calvo (1926-2012)


Agustín García Calvo, 1990. Foto: Miguel Novack



NO TENTAR A LA MALA SUERTE
por Agustín García Calvo

Ser un mal poeta,
fatal si es necesario,
y por la mañana levantarte muy tarde,
alargar los versos
como quien acumula piedrecitas
y después las lanza a la marea,
y por la noche levantarte aún más tarde,
y después las lanza a la resaca,
escoger una palabra al azar
y dar vueltas y más vueltas
por la ciudad, junto a ella,
cogiditos de la mano,
escoger una palabra gigante,
como, por ejemplo, hermafrodita,
y pasearla junto a ti
por en medio de las multitudes desacostumbradas,
y después levantarte muy tarde
en la mañana, y que ella ya no esté,
lavarte los dientes y las manos,
sentarte a escribir y esperar,
esperar, cansarte de esperar,
limpiar el polvo y hacer la cama,
descubrir bajo la mesa
cientos de objeciones muertas
y un despertador enajenado
que gira y gira, impasible
ante tus horas de sueño o de insomnio.



TÚ, CUYA MANO
por Agustín García Calvo 

Tú, cuya mano me ha bañado
de un fuego transparente las espaldas,
cuyos ojos en claros naufragios hundieron
algunos principios elementales de mi alma,
tú eres mi patria.

Tú, que no tienes apellido,
que no sé si eres pájaro o si alcándara,
que de todos tus brazos las letras de plomo
cayéndose han ido, como si fueran nueces vanas,
tú eres mis padres
y mi patria.

Tú, que ni tú te acuerdas dónde
tendiste a orear las nubes blancas,
que de tantos amores que tienes confundes
el nombre de todos los días de cada semana,
tú eres mi Dios
y mis padres
y mi patria.

Tú, que tan dulcemente besas
que el cielo bocabajo se volcaba,
y que no se sabía de quién ya la lengua,
de quién la saliva, de puro sabrosa y templada,
tú eres mis leyes
y mi Dios
y mis padres
y mi patria.

Tú, que apacientas calaveras
por las praderas de la verde África
y a los rojos leones les echas de pasto
las rosas de leche de aquella luna de Sumatra,
tú eres mi ejército
y mis leyes
y mi Dios
y mis padres
y mi patria.

Eres mi ejército y mis leyes
y mi Dios y mis padres y mi patria,
y el ejército y Dios y las leyes y todas
las patrias y padres se creen que tú no eres nada:
que no eres nada.