jueves, 29 de noviembre de 2012

Nat Finkelstein










































La Última Vez Que Ví a Nico
por Nat Finkelstein (1933-2009)

La última vez que vi a Nico yo vivía en Amsterdam, donde residí durante unos años.
Fue hacia el final de junio de 1988.
Yo había estado con ella como un mes o así antes, cuando hizo un concierto allí. Ella y su hijo Ari, y una chica con aspecto de zombi arruinada absolutamente supongo que por culpa de la heroína, vinieron a mi casa, después del espectáculo, para descansar y hablar de los viejos tiempos, etcétera etcétera.
Media hora después de haber llegado, había un tipo llamando a mi puerta. Abrí, y allí estaba de pie un traficante israelí. Dijo: "He venido hasta aquí porque pensé que Nico podría querer algo."  Lo eché a la calle.
Nico se comportaba cada vez más infeliz y taciturna. Y me decía que quería alejarse de las drogas. Y que había estado pensado que podría haber destruido la vida de Ari. Y la zombi acostada en mi cama era sin duda un buen indicio de que alguien estaba jodiendo a alguien.
Entonces, le dije a Nico: "¿Te siguen? ¿Es eso lo que pasa? "
Y ella dijo: "Sí, no me dejan en paz."
Así que le dije: "Nico, te puedo ayudar. He logrado que alguna gente dejara la heroína. Es duro, pero realmente lo consiguieron. De hecho he salvado la vida de varios amigos que estaban ya muy mal. Estoy haciendo un montón de pasta aquí en Amsterdam. Y en unas dos o tres semanas, voy a tener el dinero suficiente para comprar un dúplex. Y puedes venir, quedarte en la planta superior del dúplex. Y voy a ocuparme de que los traficantes de droga se mantengan lejos de tí, y controlarte lo mejor que puedo, dará resultado. "
Ella pensó que era una buena idea.
La próxima y última vez que la vi, ella había venido a ver a John Cale, que actuaba en el Paradiso. Por lo tanto, se iba a quedar en mi casa un tiempo. Y ella dijo: "Oh, John está actuando. Tenemos que darnos prisa para ver a John. "
Y le conté que John y yo no nos llevábamos muy bien, y que no tenía ganas de ir.
Ella dijo: "No, tenemos que ir. porque somos sus amigos. Y cuando estemos entre el público y él nos vea, sabrá que tiene amigos allí, lo que le hará muy feliz."
Así que acompañé a Nico al Paradiso. Y vimos a John, y estuvo genial como siempre. Y después, ella dijo: "Vamos a ir a su camerino."
Añadió: "No te preocupes, estás conmigo".
Y fuí al vestuario con ella, y John me vetó.
Y Nico salió a los pocos minutos, muy perturbada por la situación. Y también perturbada por el hecho de que pensaba que John no produciría su próximo álbum.
Así que volví a mi casa. Y yo reiteré mi ofrecimiento de alquilar un dúplex y ponerme en sus manos, y protegerla contra los traficantes de droga y ese tipo de cosas. Al menos echarle un ojo.
Y ella accedió y me dijo que se iba al día siguiente para Ibiza, dónde se hospedaba, y que la encontraría allí. Se iba a quedar en la casa de Peter Sellers en Santa Eulalia, que es una ciudad de Ibiza. La isla en sí tiene una repiutación de ser un refugio, una zona activa y el hogar de generaciones de forajidos, desde los piratas hasta los químicos de éxtasis. En ese período de su historia una gran parte de la fortuna de la isla había sido amasada por la cocaína de América y el contrabando de hachís. Y Santa Eulalia era la ciudad en la que solíamos quedarnos.
Yo sabía que no iba a estar alejada de las drogas, pero al menos estaría en un lugar agradable.
Y le dije que iría a reunirme con ella en un par semanas, después de que hubiera arreglado lo del dúplex.
El día en que se suponía que debía irme, me sentía un poco extraño. Hice las maletas y tenía mi billete para Ibiza, y por supuesto su número de teléfono y ubicación. Y llevaba conmigo unos ocho mil dólares en mi maleta, que iba a usar como alquiler de los dos primeros meses cuando regresáramos.
Y como dije, tuve sensaciones raras. Entonces llamé a la casa antes de salir y me informaron de que Nico había muerto unas dos horas antes.
Mis rodillas se doblaron y me derrumbé. Y caminé, tambaleándome, hacia mi casa, y olvidé los ocho mil dólares y mi pasaporte y algunos objetos de valor en una cabina telefónica. Por supuesto que no los volví a ver.
La historia que me dijeron era que Nico se puso mala por un golpe de calor y subió a su bicicleta. La casa de Peter Sellers estaba en lo alto de una colina. Intentó llegar con la bicicleta al hospital y se accidentó en el camino. Y luego fue declarada muerta en el hospital.
No voy a entrar a valorar si la historia de cómo murió, las diversas historias que se contaron, son ciertas. El hecho fundamental es que había perdido a una amiga muy querida.
Y esa fue la última vez que ví a Nico. Pero por lo menos sabía que ella había estado de fiesta hasta el final.

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The Last Time I Saw Nico
by Nat Finkelstein (1933-2009)

The last time I saw Nico was in Amsterdam, where I lived for many years.
It was towards the end of June in 1988.
I had met her, about a month or so before, when she did a gig there. And she & her son Ari, and a zombie-like girl who was absolutely blasted out on I would assume heroin. Came over to my house, after the show, to sit around and just talk about old times, et cetera et cetera.
About a half hour into her visit, there was a knocking on my door. I opened it up, and there was this Israeli dope pusher standing there. And he said, “I followed you here because I thought Nico might want to do something.” I roughed him up & threw him out.
Nico was acting more and more unhappy: morose. And telling me how she wanted to get away from the drugs.   And that she had thought that she might have destroyed Ari’s life. And that zombie that was lying on my couch was certainly a good indication that somebody was screwing somebody up.
So, I said to Nico, “They follow you around? Is that what happens? Is that what just happened?”
And she said, “Yes, they don’t leave me alone.”
So, I said to her, “Nico, I can help you. I’ve gotten people to kick heroin. It’s rough, but I really have done it. I’ve actually saved several friends lives, who were really badly into it. I’m making a lot of dough here in Amsterdam, doing what I do. And in about two or three weeks, I will have enough money to purchase a duplex. And you can come, & you can stay in the upper floor of the duplex. And I will keep dope dealers away from you, and at least monitor you as best as I can, which is pretty good.”
She thought that was a good idea.
The next and last time that I saw her, she had come to see John Cale, who was performing at the Paradiso. So, she hung out at my house for a little while. And she said, “Oh, John is playing. We must hurry down and see John.”
And I said something to her about how John and I had not gotten along for a number of years, and that I don’t think that I would go.
She said, “No, you must go. Because you are John’s friend and I’m John’s friend. And when we stand there in the audience and he sees us, and he knows he has friends there, it makes him happy.”
So I accompany Nico to the Paradiso. And we saw John, and he was great as usual. And then afterwards, she said, “Let’s go down to his dressing room.”
She said, “Don’t worry, you’re with me.”
And I went down to the dressing room with her, and John barred me.
And Nico came out a few minutes later, quite perturbed about the situation. And also perturbed about the fact that she thought John would not produce her next album.
So, we went back to my house again. And I reiterated my offer to rent a duplex and put her up, and protect her against dope dealers and this sort of thing. At least monitor her.
And she agreed to it, and told me she was leaving the next day for Ibiza, where she would be staying, and I would meet her down there. She was going to be staying at Peter Seller’s house in Santa EuLulia, which is a town in Ibiza. The island itself has a history of being a haven, hotspot  and home for generations of outlaws from pirates to ecstasy chemists. At this period of its history, a good deal of its economy had been made by American cocaine and hashish smuggling. And Santa EuLulia was the town that WE sort of hung out in.
I knew that she would not be off drugs, but at least she would be in a nice place.
And I said that I would meet her in about two weeks, after I had made arrangements for a duplex.
The day that I was supposed to leave, I felt kind of funny about it. I packed my bags and had my ticket for Ibiza, and of course her telephone number and location. And I packed eight thousand dollars in my suitcase, that I was going to use as the first two months rent when we got back.
And like I said, I had kind of like funny feelings. So, I called the house before heading out to Schipol, and was informed that Nico had died about two hours earlier.
My knees buckled under me and I collapsed. And I walked towards, staggered back towards my house, and left the eight thousand dollars and my passport and all my valuables in the phone booth. And of course I didn’t get them back.
The story that I was told was that she was feeling somewhat sun struck, and got on her bicycle. And Peter Seller’s house is all the way on the top of a hill. And she tried to bicycle down to the hospital and collapsed en route. And then was pronounced dead at the hospital.
I’m not going to say whether the story of how she died, the various stories of how she died, was true. The ultimate fact is that I lost a very dear friend.
And that was the last time I saw Nico. But at least I knew she was partying until The End.



[Texto reblogueado y traducido deText reblogged from Miss Rosen]