Chan Marshall (Cat Power), New York, 2003. Richard Avedon.
Stop Smiling Magazine (Robert Gordon): ¿Cómo fue trabajar con Richard Avedon?
Chan Marshall: La hostia. Él hacía todos los retratos de artistas para el New Yorker, y le habían dado un disco mío y lo escuchó y dijo, "Quiero conocerla antes de fotografiarla". Quería generar cierta relación antes de retratarme. Así que me invitó a visitarle cuando él estaba en el hospital. Yo acababa de levantarme. Había tenido un concierto la noche antes. Salí de la cama y fuí a comprar unas flores. Yo tenía un aspecto deplorable. Eso fue cuando todavía no había dejado la bebida. Estaba medio borracha, probablemente. Él desde su cama del hospital me dijo algo así como "Oh, tienes una pinta fantástica." Y yo le respondí "Tengo una pinta de mierda." Él entonces dijo "Estás espectacular. Quiero que en las fotos tengas ese aspecto." Eso no suponía ningún problema porque aquello sucedía un día antes de la cita para las fotos. Una de las primeras cosas que me preguntó fue "¿Te gusta Bob Dylan?" Y yo le respondo "Dios, ¿estás mal de la cabeza o qué?" "Bien, porque siento en tu música esa lucha." Me envió un libro: "Para Chan, Contigo en la lucha. Con cariño, Dick."
SS: ¿Qué libro?
CM: El de los sesentas. Estuvo hablándome de Malcolm X, Marthin Luther King, Bob Dylan, Janis Joplin. Me dijo, "Hacía Moda para pagarme los viajes a Cambodia y Vietnam. Hay algo en tu música que me dice que comprendes las cosas y simplemente quiero charlar contigo." Le conté del concierto en el que iba a participar en Central Park para celebrar el cumpleaños de Janis Joplin. Me dijo "Me encantaría asistir, me gustaba tanto Janis. Era una chica estupenda. Un encanto." Vino al concierto, ese hombre de 80 años vibrando con Big Brother and the Holding Company y conmigo.
Así que al día siguiente me hizo la foto. Quería que llegara una hora antes para poder compartir un rato. Me llevó arriba. Tenía dos estudios diferentes en Nueva York. Aquel estaba por la Calle 21. Me invitó a su apartamento. Era como un museo. Era algo modesto para alguien como él, unos 200 metros cuadrados, todo abierto y comunicado excepto por la cocina. Tenía un retrato de Marilyn. Me contó "Esa la hice cuando yo tenía unos 40 años. Era más viejo que tú ahora. Ni siquiera habías nacido." Tenía muchas fotos de África. Tenía fotos de su esposa y su hijo y libros apilados. Era un revoltijo de reliquias de todas partes del mundo. Abrió una botella de champán y nos sentamos en el jardín y me eché un cigarro. Fue tan hospitalario. Corría por todas partes facilitándome todo lo que me hiciera falta -- tan bello, una persona de mente tan abierta. Hablamos de Dylan y de la época de los derechos civiles. Era un pozo de sabiduría. Ojalá hubieras tenido la oportunidad de entrevistarlo. Bueno, el caso es que fuimos a la parte de arriba y me suelta: "Tengo que enseñarte algo que quiero que te pongas para las fotos." Cuando abrió el pequeño vestidor estaba lleno de camisetas de Bob Dylan. "Quiero que te pongas esta. La voy a romper un poco." Y yo me puse en plan "Ni se te ocurra." Y él "Tienes una pinta genial. Simplemente déjate el pelo recogido." Gastó unas seis Polaroids, 8x10, yo me encontraba mal, acababa de volver de Méjico, tenía alguna toxina en mi cuerpo. Al sexto disparo había cortado la camiseta un poco. Me indicó "Juega con ella, como si fuera una toalla o algo así." Y esa es la foto. Me dolía el estómago porque no podía comer y estaba jodida. Por eso tenía el pantalón desabrochado y la cremallera bajada todo el tiempo. Cuando me pidió que me quitara la camiseta para pegarle un tijeretazo sucedió la foto. Los primeros vellos púbicos que aparecían en el New Yorker. Mi abuela flipó. Él me regaló la sexta Polaroid. La conservo, una 8x10. Cuando el huracán atacó mi casa de Miami, arrancó la ventana y la puerta de la cocina. Perdí una cosa importante, la foto con mi madre y mi hermana antes de que conociera a mi padrastro. Me entristeció mucho, era un buen recuerdo. La única cosa que sentí perder fue esa foto y la Polaroid de Avedon, pero la foto de Avedon pudieron recuperarla.
Viernes, Octubre de 2006.
Stop Smiling (Robert Gordon): What was it like working with Richard Avedon?
Chan Marshall: Cool as hell. He does all the portraits of the artists for The New Yorker, and he’d been given a record and he listened to it and said, “I want to see her before I shoot her.” He wanted to create a relationship before he shot me. So he invited me when he was in the hospital to meet him. I had just woken up. I played a show the night before. I got out of bed and got a bunch of flowers. I looked like shit. That was back when I was drinking. I was half-drunk, probably. He’s in the hospital bed and he’s like, “Oh, you look fabulous.” I was like, “I look like shit.” He said, “You look gorgeous. I want you to look just like this.” That was no problem, because I had a show the day before he wanted to shoot me. One of the first questions he asked me was, “Do you like Bob Dylan?” I was like, “Oh, my god. Are you high?” “Good. Because I sense the struggle in your music.” He sent me a book: “To Chan, Yours in the struggle. Love, Dick.”
SS: What book?
CM: The Sixties. He was talking to me about Malcolm X, Martin Luther King Jr., Bob Dylan, Janis Joplin. He said, “I was doing fashion just to pay for trips to Cambodia and Vietnam. Something about your music shows me that you understand things and I just want to talk to you.” I told him about the show that I was doing for Janis Joplin’s birthday in Central Park. He said, “I would love to come. I loved Janis so much. She was a great girl. Such a sweetheart.” He came to the show, this 80-year-old man rocking out to Big Brother and the Holding Company and me.
So then he shot me the next day. He wanted me to come an hour before so we could hang out. He took me upstairs. He has two different studios in New York. This is the one that’s around 21st Street. He took me upstairs to his apartment. It was like a museum. It was modest — 800 square feet maybe, all open-floor with a kitchen. He had a portrait of Marilyn. He’s like, “I did that when I was 40. I was older than you. You weren’t even born.” He had all these photos from Africa. He had pictures of his wife and his son and books upon books. It was just a mesh of collectible things from all over the world. He opened up a bottle of champagne, and we sat in the garden and I smoked. He was so accommodating. He was running around doing everything for me — so handsome, such an open-minded person. We talked about Dylan and a lot about the civil rights era. He was just a wealth of knowledge. I wish you could have interviewed him.
Anyway, then we went downstairs and he was like, “I want to show you what I want you to wear.” When he opened the little dressing room, it was all Bob Dylan T-shirts. “I just want you to wear this. I’m going to rip it a little.” I was like, “No way.” He’s like, “You look great. Just leave your hair up.” He took about six Polaroids, 8x10. I was sick. I’d just gotten back from Mexico. I had some toxin in my blood. On the seventh shot, he had cut my shirt. He
said, “Keep pulling it up — just like it’s a towel or something.” And that’s the picture. My stomach was hurting so bad because I wasn’t
eating and was just manic. My jeans were unbuttoned and unzipped the whole time, but when he told me to take the shirt off to snip it, that picture happened. The first pubic hairs ever to be published in The New Yorker. My grandmother shit a brick.
He gave me the sixth Polaroid. I have it. It’s 8x10. When the hurricane hit my apartment in Miami, it blew my window out. It blew my kitchen door in. I lost one thing. I lost the photograph of me and my mom and my sister from before she met my stepdad. It really makes me sad. That was a good memory. The only thing I give a shit about was that picture that I lost and the Avedon portrait, which they found.
Friday, October 27, 2006.
[Stop Smiling Magazine>Issue 28>Interview with Cat Power]
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▶Cat Power·'Oh Sister/Knockin' On Heaven's Door' (Bob Dylan)